TUCSON, ARIZONA.- Para los migrantes que han cruzado por el estado de Arizona y que han recibido la ayuda de "Doña Maria" en pleno desierto, ella es todo un ángel, una santa que se les apareció en su dificil recorrido hacia el sueño americano.
Algunos creían que era sólo una leyenda, pero existen muchos testimonios de personas que a punto de desfallecer por el cansacio, el hambre y la insolación, la han encontrado en pleno desierto y han recibido su ayuda para mitigar hambre y sed, curar los pies y recuperar el ánimo necesario para continuar su peligroso viaje.
Sin embargo para el gobierno de los Estados Unidos, especialmente en el Estado de Arizona, uno de los territorios mas racistas de la Unión Americana, Doña Maria es como un dolor de cabeza, un factor contra la política antiinmigrantes, por eso la han amenazado con encarcelarla y a pagar multas por más de 5 mil dólares si sigue ayudando a los indocumentados.
María Artemisa Higgins, una abuela que cumple 90 años este sábado 24 de mayo, es mexicana de nacimiento y tiene la ciudadanía norteamericana pues casó con un gringo. Madre de 15 hijos, abuela, bisabuela y tía de una larga prole de descendientes
Su casa de Tucson en un refugio seguro para cientos de migrantes a los que proporciona comida, ropa, un lugar donde asearse y curar las ampollas que dejan los días de tanto caminar sobre el cálido suelo del desierto. Incluso les ha proporcionado bicicletas para que hagan menos pesado su recorrido,
Hace algunos meses acompañada de su hija y su sobrino visitó Altar, Sonora, con un camión cargado de cobijas, ropa y comida para los migrantes. Cuando no lo hace en trato directo con ellos, les deja galones de agua, bicicletas, comida enlatada y ropa en los puntos del desierto por donde van a pasar.
Varias veces la ha detenido la "migra", pero Doña María con sus noventa años a cuestas se mantiene impávida y reta al imperio estadounidense con su callada lucha por la dignidad de los indocumentados. Lo hace con entereza y valor, como dice un letrero que tiene en su casa: Aquí la de los huevos soy yo.
Si viviera en otra parte que no fuera los Estados Unidos tal vez le habrían dado un trato de heroína por su trabajo a favor de los migrantes, por darles un trato digno y en muchos casos salvarles la vida al no dejarlos morir de deshidratación ó inanición. Sería como esos personajes de Hollywood que se hicieron célebres por salvar a judíos del Holocausto y a sobrevivientes del infierno comunista.
Actualmente vive sola y no deja que nadie la atienda, se vale por sí misma, sigue manejando su automóvil por las calles de Tucson y un "poco más allá", donde concurren los migrantes.
A cambio de eso, recibe las "¡Gracias, Doña María, muchas gracias!" que le entregan los desconocidos, hombres, mujeres y niños que tienen la suerte de encontrarse con este Ángel del Desierto.