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Este jueves 19 de juio, Felipe de Borbón y Grecia, príncipe de Asturias, asumió el trono de España. En un sorpresivo anuncio, la Casa Real Española hizo de conocimiento público primero la dimisión de Juan Carlos I, el actual monarca y segundo, el otorgamiento de fuero, innecesario si no se creyera que puede ser detenido en algún momento.
En un sistema monárquico como éste, guardar las formas había sido un asunto de particular importancia, misma que parece haber desaparecido: La abdicación al trono de los Borbones se da de una forma por demás inusual, tras la aprobación urgente de una ley que lo permite, respaldada por una mayoría formada por el gobernante Partido Popular y el opositor Partido Socialista y en medio de una serie de escándalos en los que la Corona ha sido una participante de primera línea.
Destacan entre ellos los de evasión de impuestos perpetrados por el Duque Consorte de Palma de Mayorca, Iñaki Urdangarin Liebaert, esposo de la infanta Cristina, hija mayor de Juan Carlos, a través del consorcio Aizoon, una entidad fiscal ficticia.
Otros de estos “affairs” involucran a compañías en las que Juan Carlos es socio mayoritario o por lo menos tiene inversiones fuertes, como es el caso de Repsol y Telvent, muy conocidas en México, por citar los dos ejemplos más relevantes. A la primera de ellas se le concesionó la construcción del Parque Eólico “La Venta” en el Istmo de Tehuantepec sin licitación alguna, solo porque uno de los socios era el padre de Juan Camilo Mouriño, el malogrado Secretario de Gobernación calderonista.
A más de que esta empresa hizo firmar contratos amañados de cesión de terrenos para la construcción del parque citado a los ejidatarios de La Ventosa, en el municipio de Juchitán, Oaxaca, incumplió con los estándares de calidad ofrecidos, pues a seis años de su construcción, los molinos de viento instalados allí para la generación de energía eléctrica que se supone debe ser limpia y a bajo costo, muestran signos evidentes de corrosión y mal funcionamiento, como desprendimiento de aspas y paros repentinos de motores.
Telvent es un caso aparte, por su voracidad sin límite y casos como el de Susana Salinas, la empresaria campechana a cuya firma hizo quebrar luego de subcontratarla para construir los patines de inyección en la planta de exploración y producción de Jalpa, Tabasco (contrato del que Telvent adquirió la titularidad en un proceso por demás espurio, pues nunca hubo una licitación en regla), son cosa de todos los días en los lugares donde opera en el que Juan Carlos maneja fuertes intereses económicos a través de su primo hermano y prestanombres, el Infante Carlos de Borbón dos Sicilias, Conde de Calabria y primero en la línea de sucesión al trono después de los hijos del monarca.
De acuerdo con investigaciones de la periodista Ana Lilia Pérez, en el documento titulado “Los negocios de la Corona española en PEMEX”, entre el 2008 y el 2010, Telvent facturó pocó más de 8100,000,000 de pesos a la paraestatal mexicana, en contratos que a su vez subrogaba a otras empresas, a las que luego penalizaba bajo el concepto de incumplimiento, aunque sí cumplieran en tiempo y forma, como es el caso de “Empresas y publicidad Noble” la compañía de la empresaria arriba citada y otras más.
Amparados en este esquema, no solo no pagaban a las compañías subcontratadas, sino que estas les salían debiendo, por lo que las ganancias del consorcio se triplicaban.
Además, Telvent obtenía créditos de Nacional Financiera, cuyos montos son considerados “confidenciales” por la paraestatal. Si calculamos que en el sexenio calderonista fueron más de treinta las compañías penalizadas por el corporativo, la cifra de ganancias es inimaginable, como inimaginable es que fueran precisamente el gobierno y las entidades mexicanas quienes pusieran al país en bandeja de plata.
Fue precisamente en este tiempo, cuando Felipe Calderón Hinjosa fue galardonado en España con la "Condecoración en Grado de Gran Collar Orden al Mérito Civil" que –al igual que el collar y la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, que acaban de ceñirse el actual Presidente Enrique
Peña Nieto y su esposa- se conceden a civiles españoles o extranjeros que hayan realizado servicios especiales a favor del país.
Abengoa en juicio contra México
En un caso sin precedentes a nivel internacional, Abengoa, subsidiaria de Telvent espera obtener una ganancia de más de mil doscientos millones de pesos, al demandar a México por incumplimiento de contrato.
A través de su filial Cofides, ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferendos relativos a Inversiones (CIADI), tribunal del Banco Mundial, donde se litiga contra nuestro país uno de los juicios arbitrales más caros del mundo, con motivo de la cancelación del permiso de operación del confinamiento de desechos tóxicos construido por la primera en ese municipio hidalguense, con aval de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
El Artículo 33 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al ambiente señala que no obstante la Semarnat autorice cualquier obra, las autoridades locales no están obligadas de ninguna manera a expedir autorizaciones: Un candado legal a la posible voracidad de los funcionarios medioambientales que las autoridades de este municipio hicieron valer al descubrir que el galerón que Abengoa edificara en su territorio no era precisamente un sistema de desarrollo sustentable, como habían hecho creer, sino un vertedero de desechos tóxicos mal construido, que envenenó todos sus mantos freáticos y donde la empresa española depositó los residuos provenientes de la refinería de Azcapotzalco, clausurada hace unos años y estaba haciendo lo mismo con desechos provenientes de Europa.
¿Resultado? La cancelación de la obra y el juicio en el que Abengoa demanda a México por una cantidad equivalente a 70 años el presupuesto del municipio aludido.
