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VICAM.-No, no es la naturaleza la que se ensañó con Vícam. Es la pobreza.
Bastaron 25 minutos de lluvia y viento para que la pobreza enraizada en este pueblo yaqui aflorara con todas sus carencias, limitaciones y desesperanza.
Más de 50 viviendas, colapsadas, una mujer lesionada, árboles y cableado eléctrico caídos, así como inundaciones en varios sectores, dejó la tromba del jueves.
Decenas de familias indígenas principalmente en las colonias Yaqui, La Curva y Masocoba, entre otras, recibieron los apoyos del Gobierno del Estado, pese a la disputa por el agua que ha polarizado sentimientos y resentimientos entre la población local y las autoridades.
Al menos cincuenta viviendas colapsadas por el desprendimiento de los techos, una mujer con golpes en la cabeza, árboles que nos indican que la fuerza del viento pudo ser de hasta 60 y 70 kilómetros por hora, señala un funcionario estatal.
La precipitación pluvial fue de 57 milímetros en media hora, lo que habla de la intensidad de la tormenta.
La naturaleza se expresa y la pobreza golpea a Vícam, con o sin acueducto, con o sin sus líderes auténticos o torocoyoris.
