Si nos atenemos al análisis lingüístico del texto que leyó el alcalde Rogelio Díaz Brown para su segundo informe de gobierno municipal, nos damos cuenta que más que un informe de realidades, es un texto adornado con presagios, con realidades aún no cumplidas.
En su primer informe, el Presidente Municipal de Cajeme puso como justificación la situación financiera heredada por Manuel Barro, pero adelantó que “su segundo año al frente de la administración (lo veía) como un periodo de resultados en que se concretarán proyectos con visión de futuro”. (https://www.youtube.com/watch?v=_F7fANwpecY)
Esa fue el argumento para intentar acallar las críticas ante un primer año de gestión con escasos resultados. En la actualidad, los pocos resultados se deben “a la falta del apoyo del estado”, pero los recursos conseguidos en la Federación, le permitieron repetir 17 veces: Compromiso Cumplido.
Esa es la intención del mensaje, sin embargo, las partes esenciales del informe está redactado en tiempo futuro, de ahí que se tratan de obras que todavía no concluyen y en otro caso ni siquiera empiezan, aunque ya se aplicaron como parte de 3 mil 400 millones destinados al municipio.
Prueba de ello son la construcción de “la obra que todo el pueblo de Cajeme espera”, léase estadio de beisbol que costará 437 millones de pesos y los 700 millones para instalar concreto hidráulico en el tramo Esperanza Obregón, que incluye las calle Jalisco y Sufragio.
Por eso los vecinos del Túnel y del fraccionamiento Fovissste 3 se preguntan por qué se han gestionado tantos recursos, si aún no se termina el último tramo de la calle Quintana Roo, que en la publicidad aparece como un compromiso cumplido, pero que desde hace meses está abandonada y qué decir de los trabajos en la calle Miguel Alemán que no aguantaron ni la primera lluvia.
Otro punto cuestionable es cuando se asegura que al cambiar 26 mil luminarias por otras con tecnología, “no hemos gastado un solo centavo en las lámparas”, cuando se sabe que hay un arrendamiento por 10 años, que el tiempo dirá si funciona, es decir, que con el ahorro en la facturación se pagarán los 300 millones.
Al respecto, la calificadora Fitch Rating publicó en julio 2014 un reporte sobre “Proyectos de Modernización del Alumbrado Público; tendencias en los Municipios de México” (http://www.fitchratings.mx/publicaciones/reportesesp/default.aspx), que entre sus múltiples recomendaciones destaca que:
“Los plazos observados en los contratos de arrendamiento celebrados varían desde 5 hasta 30 años. No obstante, plazos superiores a 5 años podrían resultar inadecuados, considerando que a un mayor plazo se incrementa el riesgo asociado al desempeño y aumenta la probabilidad de que la tecnología instalada se vuelva obsoleta, y/o su precio se reduzca de manera considerable en los siguientes años. También, con este tipo de esquema, el arrendatario pierde control sobre la calidad del activo; ya que existen incentivos para que el arrendador reduzca sus costos y no proporcione la calidad deseada”.
“Además, en otros países, este tipo de proyectos han contado con plazos de recuperación de la inversión de 5 a 7 años; por lo que aquellos proyectos con un mayor plazo de recuperación tienden a postergarse. Por otra parte, destaca que han surgido fallas asociadas a la infraestructura y al cableado por incompatibilidad con la nueva tecnología; también casos en los que el ahorro generado por el proyecto es inferior al proyectado, por la baja calidad del proveedor privado. El factor anterior puede reducir el beneficio de utilizar una Asociación Pública-Privada en este tipo de obras”.
Cualquier parecido con la realidad en Cajeme es mera coincidencia, sin embrago, el optimismo de Díaz Brown es infinito y por eso el programa de electrificación ya es un compromiso cumplido aunque abunden las quejan por el desempeño de las lámparas “coquetas”, bautizadas así por el humor ciudadano.
Donde sí fue ovacionado el Presidente Municipal es en el tema de la defensa del agua, casi todos los asistentes se pararon. Lo que si no es aceptable es que descalifique y llame “mal informados” a aquellas personas que no coinciden con su causa. Tan respetable es la suya como la de los otros.
Además, al final del discurso hubo una contradicción flagrante, pues mientras exigía legalidad en el caso del indígena yaqui Mario Luna, afuera de la arena Itson, policías municipales intentaban frenar al activista Rosendo Arrayes, quien junto a otros ciudadanos, protestaban por el gasto destinado a la ceremonia del segundo informe.
Y eso sí fue una amenaza cumplida.
Ausencias que pesan
Salvo opiniones en contra, la ausencia del ex alcalde Ricardo Bours Castelo al segundo informe evidencia la disputa que se da en el PRI por el control de los grupos para controlar el consejo político municipal que impulsará las candidaturas con rumbo al 2015.
Parece que la primera batalla la ganaron los partidarios de Beltrones, vamos a ver si la guerra también…el agarre es de pronósticos reservados.