Varias decenas de árboles fueron talados en el sector sureste del Parque Infantil Ostimuri para dar paso a las obras de construcción de la empresa Eco Safari.
Los árboles cortados eran eucaliptos, la mayoría, que tenían más de 40 años de vida y ni vientos ni sequías habían podido derrumbarlos.
Sin embargo, ahora que la empresa Eco Safari recibió la concesión por parte del Ayuntamiento para construir allí su área de diversiones, los añosos árboles "empezaron a enfermar" y fueron cortados.
Además el suelo verde cubierto de hierba fue removido y en su lugar ahora solo puede verse tierra acumulada que seguramente será apisonada una vez que se construya la infraestructura de Eco Safari.
No es éste el primer golpe contra la ecología en el área urbana. Cerca de allí, en el Deportivo "Álvaro Obregón", la Secretaría de Desarrollo Urbano taló una gran cantidad de grandes y frondosos árboles para construir un cancha e instalar postería de luz eléctrica.
Poco antes, la Conagua ordenó talar los árboles que cubrían su fachada por la calle Sinaloa, esquina con Hidalgo, para exhibir la remodelación de su edificio.
En ninguno de estos casos las autoridades han actuado para castigar a los responsables y poner un alto a los destructores de las escasas áreas arboladas que tiene esta ciudad.
En el caso de Conagua se dijo que se habría de remover al funcionario que ordenó la tala, una salida fácil que no llevó a nada concreto pues el responsable fue el encargado de la delegación de este organismo.