Carlos MONCADA OCHOA
Si un tipo con recursos me ofrece pago por realizar una encuesta sobre la cuestión que plantea el título de esta columna, y me instala en el mercado municipal de cada población, con dos ayudantes (mujeres, desde luego) para que recoja las respuestas y elabore una estadística, no aceptaré.
No tiene sentido formular esa pregunta cuando escucha uno todos los días que la inmensa mayoría de los sonorenses, incluidos panistas, no creen que la justicia molestará a Padrés y cómplices.
Muchos sostienen una falsedad al decir que “nunca” le han hecho nada a ningún funcionario rata. En el pasado el gobierno federal desconoció a varios gobernadores ladrones, y ya eso, quitarles el poder, fue una sanción. Carlos Armando Biébrich anduvo prófugo dos años. El director general de Pemex, Jorge Díaz Serrano, y el jefe de la policía de la ciudad de México, el “negro” Durazo, estuvieron en la cárcel, y también el gobernador Granier de Tabasco y la profesora Gordillo, a quienes en razón de su edad les han permitido retirarse a sus domicilios, si bien los procesos no han concluido. Hay otros que alargarían la lista.
Pero hay que admitir que los consignados y procesados no son tantos como debieran ser, aunque de ahí a negar que a “nadie” le han ajustado cuentas, hay distancia.
Sin embargo, yo soy uno de los que dudan que Padrés y cómplices serán enjuiciados, no por la razón que menciono en las líneas anteriores, sino porque hay dinero e influencias de por medio para salvarlo. Jamás olvidaré la fotografía de Padrés y Beltrones, que este último hizo circular para que sepan priistas y panistas quién manda, precisamente el día en que fue destapada la candidata Pavlovich. No creo que Beltrones se vaya a cruzar de brazos si ve en peligro de ser consignado a su amigo Padrés.
Sin embargo, para el caso de que se diera el milagro de que el presidente Peña Nieto decida actuar de acuerdo con la ley, los sonorenses debemos prepararnos para pedir, no sólo que se le sancione, así, con vaguedad, sino que además se le obligue a restituir el producto del enorme y voraz saqueo de que ha hecho víctima a Sonora.
Es más: como periodista, no me opondría a que le perdonaran la pena privativa de libertad (la cárcel, pues) si devolvía los miles de millones de pesos robados; añadidos los que se han embolsado sus funcionarios cómplices, habría para agregarle a la carretera internacional otros dos carriles y sobraría un bonche de dinero.
Esto se lo debemos pedir de modo permanente al más modesto candidato a regidor hasta los que aspiran a la gubernatura. No bastará con que lo prometan, hay que insistir e insistir, para que si su “líder moral” les pide que se hagan de la vista gorda, tengan fuerzas para mantenerse en el terreno del Derecho y la ética.
El gasoducto se lo adjudica Padrés
Aunque en esta etapa del proceso electoral el gobierno debe abstenerse de hacerse propaganda porque así lo dispone la Ley, Padrés se adjudica en spots de radio y espacios de prensa el gasoducto, una obra que se inició el pasado sexenio y se continúa en el actual, siempre con dinero de la Federación.
Mañosamente alude al gobierno, sin indicar si federal o estatal, pero enseguida añade el nombre de Sonora para que quede la impresión de que es obra suya. Su desvergüenza es inaudita. Pero ¿alguien se sorprende con esto?
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