|
El recuerdo de los difuntos no sólo está en los panteones. También en las calles de la ciudad abundan las cruces y otros detalles fúnebres con los que se recuerda a quienes han muerto sobre el asfalto.
Aparecen en todas partes, en el centro de la ciudad o en las avenidas de la perfieria, cruces de madera, cruces de fierro, arreglos florales, una foto y una frase que resume el amor y el dolor de quienes recordarán para siempre a sus difuntos.
Más allá de las experiencias personales, la proliferación de cruces y lámparas votivas son un fiel reflejo de la violencia que envuelve a esta ciudad. Algunas recuerdan a la víctima de un atropellamiento o de un choque automovilísitco.
Pero la mayoría son testimonios de un asesinato, de la "ejecución" que cortó la vida al ser querido en esta esquina, en aquella acera, en medio de la calle, en la geografía de esta ciudad golpeada por la violencia extrema.
Es el Cajeme que unos quieren esconder, y que otros no pueden olvidar porque detrás de cada cruz está la tragedia de estos años.
