En los próximos cinco meses Rosendo Arrayales Terñan no realizará su labor como activista de los derechos humanos en Cajeme.
Ahora continuará en Nayarit, a donde fue asignado como promotor del programa Constrúyete, que difunde entre adolescentes la importancia de conocer y defender sus derechos. Esta labor es patrocinada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En los años recientes Rosendo Arrayales ha sido reconocido como el principal defensor de los derechos humanos de los cajemenses y ha estado al lado de los grupos populares que se sienten agredidos por el poder, o de las personas que en lo individual han sufrido un atropello por parte de las autoridades.
Desde el 2006 inició una intensa labor para difundir la cultura de la donación de órganos y logró que algunas de sus propuestas fueran incluidas en la legislación respectiva. Algo de lo que se ha avanzado en este tema, es gracias a él y a su grupo de activistas.
Ha tenido una notable actuación a favor de personas agredidas por las autoridades, como su apoyo a los reclamos de justicia hechos por la familia de Lorenzo Gracia, humilde trabajador que murió en circunstancias bastante sospechosas cuando era interrogado en los separos policiacos.
Tuvo una presencia importante al lado de movimientos populares como los que demandaban el derecho a vivir con más seguridad en Cajeme. Allí sirvió de apoyo a gente humilde que ha perdido a algún familiar inocente víctima de la violencia.
Siguió en días recientes con la asesoría a la maestra que perdió su trabajo por un video polémico, ha estado con las mujeres que reclaman la equidad de género, ha insistido que los Cabildos deben difundir los asuntos a tratar antes de sus reuniones "porque así se incentiva la democracia", y no quita el dedo del renglón para que en la ciudad haya bebederos públicos que sirvan a la gente golpeada por las intensas olas de calor.
No ha tenido ningún reconocimiento público, pero hace unos meses fue detenido junto con otros dos compañeros y llevado a las celdas municipales por un incidente menor que no ameritaba la detención.
El alcalde Faustino Félix Chávez reconoció el exceso cometido en esa ocasión y ofreció una sincera disculpa a los tres detenidos.
Hoy Rosendo Arrayales se va de Cajeme por cinco meses. "Espero que no sean más", dice.
Se le extrañará en una ciudad donde pocos defienden los derechos humanos con la vehemencia y la honestidad que él ha demostrado.