Adalberto Rosas López fue un protagonista de primera línea en la política sonorense de las últimas cuatro décadas y eso se refleja en el momento de su despedida.
Funcionarios, personalidades de todos los partidos, dirigentes empresariales, el Alcalde FFC y el secretario de Gobierno Miguel Pompa Corella, diputados locales y reporteros de todos los medios regionales coinciden en la explanada de Catedral antes de celebrarse la misa fúnebre.
Adentro, la mesa situada frenre al altar con la foto de ARL, un ramo floral y velas, la familia, el hijo y la viuda reciben los abrazos solidarios. Los amigos, el grupo social al que pertenecía está aquí con él, como está con su evidente tristeza Adalberto Vizcarra, el compañero de las útlimas luchas.
Es la despedida del líder, la figura controvertida que refrescó con su alegría el comportamiento de los políticos y aportó su esfuerzo personal al desarrollo de la democracia en Sonora, fue un hombre de convicciones pero también de contradicciones que se hicieron evidentes en la tolerancia al sistema que trató de borrarlo de la política regional.
Personalidades como la de Adalberto Rosas son extraordinarias y, aunque la frase sea común, se le va a extrañar. Hará falta.