El viernes se realizó el encuentro entre las gobernadoras de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, y la de Nuevo México, Susana Martínez.
Como era de esperarse las declaraciones de ambas mandatarias coincidieron en la disposición de sus gobiernos para impulsar el intercambio económico y la colaboración en diferentes temas, incluyendo el académico y cultural.
Hubo además una reunión de mujeres sonorenses con notoriedad política, Silvana Beltrones entre ellas, quienes intercambiaron conceptos e ideas con Martínez, en un evento de relumbrón sin más provecho que el lucimiento de las participantes.
Los elogios vertidos por parte de las sonorenses a la gobernadora de Nuevo México y la abrumadora información de los medios oficialistas sobre una relación ejemplar, parecían destinados a ocultar el verdadero rostro de Susana Martínez, una de las más fervientes impulsoras de la política antiinmigrantes y antimexicana de Donald Trump.
Mientras el Gobierno de Sonora habla de una relación idílica entre Claudia Pavlovich y sus homólogos de Arizona (Doug Ducey) y Nuevo México (Susana Martínez), adelantando una "Mega Región" con desarrollo compartido, Ducey y Martínez no se andan con rodeos cuando se pronuncian a favor de la persecusión y deportación masiva de indocumentados ordenada por Donald Trump.
En la parte sonorense el oficialismo grandilocuente habla de una nueva y feliz relación con esos estados de la Unión Americana, y ya desbordados por su entusiasmo los voceros oficiales adelantan incluso que la iniciativa de nuestra Gobernadora será un modelo a seguir para fortalecer el intercambio con otras regiones del mundo, como la de Asia Pacífico.
Acostumbrados a los excesos de la información gubernamental que cotidianamente rinde culto a la personalidad de la Gobernadora, no podemos pasar por desapercibido que Pavlovich, abocada a los temas económicos, no ha hecho un pronunciamiento franco, ni siquiera lo ha intentado, para reprobar las acciones de Doucey y Martínez contra los miles de indocumentados que viven en sus respectivos estados, y sobre todo en Arizona donde la mayoría son de origen sonorense.
Ni siquiera las reglas no escritas de la diplomacia justifican el silencio que guarda el Gobierno de Sonora frente a la tragedia que enfrentan nuestros paisanos y que amenaza con profundizarse bajo la sombra del trío Doucey - Martínez - Trump.
Con esos amigos
La política de odio contra los migrantes indocumentados fue promovida por Martínez en Nuevo México incluso antes del arribo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Desde sus primeras incursiones en la política y después como candidata al gobierno de Nuevo México, esta descendiente de inmigranes mexicanos forjó su carrera con el discurso contra los indocumentados.
"Estoy en Nuevo México y al otro lado de la valla está la capital mundial del crimen", afirmó en su campaña electoral adelantándose a las declaraciones antimexicanas de Donald Trump.
En el 2011 ya como Gobernadora declaró que Nuevo México no sería un estado santuario y fortaleció su retórica contra los indocumentados.
En ninguna línea de los medios de comunicación regionales se refiere algún cuestionamiento a esta postura de odio contra los inmigrantes por parte de Susana Martínez.
Por el contrario, fue exaltada como un ejemplo de amistad con Sonora y los sonorenses, una entidad que exporta a muchos indocumentados perseguidos por las leyes que respalda la gobernadora de Nuevo México.