Las penurias que vive el Hospital del Issste en esta ciudad son superadas en muchas ocasiones por el trabajo de su personal médico y de enfermería.
Sin embargo, el trato para ellos no siempre es el mejor e incluso son víctimas de injusticia laboral como sucedió con Marisela Ríos Ruiz, subjefa de Enfermeras A del turno nocturno.
Ella fue cesada de su trabajo por motivos que no alcanza a explicar, salvo el encono personal de otra empleada o de las autoridades del hospital.
El pasado 29 de abril Marisela hizo el chequeo de rutina de los refrigeradores donde se guardan las vacunas y otros productos de uso médico. Son refrigeradores con 35 años de antigüedad, obsoletos, y por eso es obligatorios checarlos de manera constante pues cualquier apagón o baja de corriente puede echar a perder las vacunas.
Ese día Marisela cumplió con la rutina de chequeo en los refrigeradores pero al anotar el de uno omitió por distracción anotar un punto en el valor de la temperatura.
El error no tuvo ninguna consecuencia, los refrigeradores no se apagaron ese día y todo funcionó normalmente, sin embargo fue suficiente para que la autoridad del Hospital lo tomara como argumento para cesarla de sus funciones el 11 de junio.
Fue la culminación de una hostilidad laboral que, dice, venía soportando desde dos años atrás y poco a poco se fue acentuando. Temerosa por ese acoso, tomaba fotos a los refrigeradores que le tocaba checar y lo hizo el 29 de abril, incluyendo a ese donde no anotó un punto de la temperatura y que, por cierto, estaba vacío.
Reitera:
"No pasó nada por el registro del refrigerador, la falta de un punto no ocasionó que se echara a perder, aunque eso ocurre muy seguido en el Issste, que se apaguen los refrigeradores por obsoletos".
Cuando eso sucede, dice, trasladamos las vacunas a otras instituciones donde puedan ser aseguradas antes de que se descompongan.
También cuando se apagan, ellas las enfermeras proceden como técnicas improvisadas para volverlos a encender.
"Una vez salvamos la vacuna trasladándola al Centro de Salud, en otra ocasión conecté los cables para salvar y en otra resetée el regulador, aunque son acciones que no nos corresponden a nosotras".
Hay una planta de luz para emergencia pero no levanta los refrigeradores, aclara.
Pese a todo, comenta Marisela, no se reconoce la entrega a su trabajo y ahora debe enfrentar el juicio laboral por su reinstalaciòn, una lucha difícil pues piensa que el propio director del hospital, el Dr. Héctor Rivera Zazueta, esté detrás de la decisión de cesarla.
"El director ha dicho que no me den incapacidades e incluso que no me dieran consulta, una llamada de él y no me atendían. Llegó a bloquearme una incapacidad", asegura.
Como muchas enfermeras, es una apasionada de su trabajo y más que un litigio laboral, ella sólo quiere seguir con su aplicación profesional en el Issste.
