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La violencia extrema no es la única crisis que sufren los cajemenses. También el progresivo deterioro de la infraestructura urbana es una calamidad que enfrentan a diario los habitantes de Cd. Obregón, en otra época reconocida a nivel nacional como un ejemplo de modernismo.
Es un proceso de subdesarrollo urbano que dura ya varios años.
El crecimiento desordenado, pero sobre todo la corrupción y los intereses políticos han provocado la multiplicación de calles cuyo recorrido es tortuoso en medio de la fealdad creciente de inmuebles sucios y semiabandonados, además de un centro de la ciudad que muestra un rostro decadente con la invasión de espacios públicos por grupos que cuentan con protección política.
En el centro de la ciudad igual que en las colonias más retiradas y empobrecidas, la mayoría de las calles pavimentadas presentan un estado desastroso, bache tras bache, cuarteaduras y hundimientos del asfalto. No hay sector, colonia o barrio que no tenga calles en pésimo estado, ni siquiera las vías principales o ejes viales escapan a esta realidad.
El tufo de la corrupción
La escasez de recursos públicos no es un argumento suficiente para explicar lo que está sucediendo con nuestra ciudad. En los años recientes se han invertido miles de millones de pesos en obras superfluas e innecesarias, no sólo el nuevo estadio de beisbol, también el CUM de la calle Sufragio Efectivo (un elefante blanco al que hoy se pretende activar), las "fuentes danzantes" de la Laguna del Náinari, la transformación del estadio de futbol "Manuel Piri Sagasta"; la apertura de nuevas vías, estas sí muy bien pavimentadas, en terrenos de especulación inmobiliaria al norte de la ciudad y alrededor del estadio.
Obras que sólo pueden entenderse por la necesidad de justificar el manejo de cuantiosos recursos públicos con destino dudoso.
Las sospechas de corrupción están presentes en obras de infraestructura como en la concesión de servicios públicos. En esto el caso "más luminoso" es la introducción de lámparas led en el alumbrado público, un proyecto lleno de sombras que los actuales regidores del PRI, algunos heredados de la administración anterior, tratan de encubrir a como dé lugar.
A cargo del Estado
Por si fuera poco lo anterior, a partir de la presente administración estatal el Ayuntamiento ha dejado de ser el rector del desarrollo urbano local. Si acaso es un "sugerente", porque sugiere que obras son necesarias, pero es el Gobierno del Estado el que decide cuáles se hacen y quiénes las hacen.
En el primer año de la actual administración se adjudicaron una buena cantidad de obras públicas de Cajeme a empresas de Hermosillo y Navojoa.
A la autoridad local, la Secretaría de Desarrollo Urbano, sólo le compete "recibir" obras donde al parecer no tiene siquiera el derecho de opinar sobre la calidad o deficiencias del proceso de construcción.
Eso lo evidencia el caso reciente de la reciente rehabilitación de 44 segmentos de calles, no más de una cuadra la mayoría, donde las licitaciones y contratos fueron decididas en Hermosillo y el resultado fue la rehabililtación deficiente en casi el 10 por ciento de las obras.
Si apenas las primeras lluvias exhibieron la baja calidad de esas obras, habrá que esperar una vez que concluya la temporada o transcurran unos meses más.
Mucho ruido, pocas obras
Desde el año pasado, el 2016, se han anunciado inversiones importantes, cuantiosas, del Estado para Cajeme en el sector de obras públicas. Pero tras la presentación con fanfarrias y agradecimientos a la autoridad estatal, los recursos financieros tardan demasiado en llegar y las obras promocionadas sólo se quedan en el discurso.
Así ha sucedido hasta hoy con la larga lista de proyectos anunciados hace poco, cuando se dijo que el Estado destinaría 720 millones de pesos para obras como un carísimo puente elevado en Esperanza (120 mdp), otro en el cruce del Canal Bajo con la calle Kino (55 mdp), un paso a desnivel en el cruce de las calles Norte y Ferrocarril y otras que difícilmente se realizarán este año.
Claro, también es posible que la ejecución de algunas de esas obras esté detenida para iniciarlas cuando esté cerca el próximo proceso electoral, lo que pondría de nuevo al desarrollo urbano de Cajeme en manos de intereses políticos y no de las necesidades de sus habitantes.
