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¿Son más inteligentes los zurdos?

Giovani Sala y Fernabdo Gobet / El País
Domingo 16 de Julio de 2017
 

La creencia de que existe una relación entre el talento y la lateralidad izquierda tiene una larga historia. Leonardo da Vinci era zurdo, al igual que Mark Twain, Mozart, Marie Curie, Nicola Tesla y Aristóteles. Hoy en día las cosas siguen igual. El expresidente de Estados Unidos Barack Obama es zurdo, y también el líder empresarial Bill Gates y el futbolista Leo Messi.

Pero, ¿en verdad las personas zurdas tienen más probabilidades de ser geniales? Vamos a echar un vistazo a las pruebas más recientes, incluido nuestro nuevo estudio sobre la lateralidad y la aptitud para las matemáticas.

Se calcula que entre un 10 y un 13,5% de la población no es diestra. Mientras que un grupo reducido de estas personas se encuentran igual de cómodas sirviéndose de ambas manos, la gran mayoría son zurdas.

La preferencia por una u otra mano es una manifestación de la función del cerebro, y en consecuencia, está relacionada con la cognición. En general, los zurdos presentan un mayor desarrollo del hemisferio cerebral derecho, que está especializado en procesos tales como el razonamiento espacial y la capacidad para rotar representaciones mentales de objetos.

Además, el cuerpo calloso –el haz de células nerviosas que conecta los dos hemisferios cerebrales– suele ser mayor en las personas zurdas. Esto indica que algunas de ellas tienen una conectividad mejor entre ambas mitades del cerebro, y por lo tanto, que su procesamiento de información es superior. Sin embargo, el por qué no está claro. Una teoría sostiene que vivir en un mundo pensado para diestros podría estar obligando a los zurdos a servirse de ambas manos, potenciando así la conectividad. Esto abre la posibilidad de que todo el mundo pueda lograr una conectividad mayor ejercitándose en el uso de ambas manos.

Estas peculiaridades pueden ser la causa de que, según parece, los zurdos tengan más facilidad para determinadas artes y profesiones. Por ejemplo, están más representados entre los músicos, los artistas, los arquitectos y los jugadores de ajedrez. No hace falta decir que, en todas estas actividades, es fundamental procesar eficazmente la información y tener unas capacidades espaciales superiores a lo normal.


La lateralidad y las matemáticas

Pero, ¿qué ocurre con la relación entre la lateralidad izquierda y la aptitud para las matemáticas? Como era de esperar, el papel desempeñado por la lateralidad en esta disciplina lleva tiempo siendo objeto de interés. Hace más de 30 años, un estudio pionero afirmaba que la lateralidad izquierda era un predictor de la precocidad matemática. El estudio descubrió que la tasa de lateralidad izquierda entre los estudiantes con talento para las matemáticas era mucho mayor que entre la población en general. Sin embargo, recientemente se ha puesto en duda la idea de que esta característica funcione como predictor de una capacidad intelectual superior. Diversos especialistas han defendido que la lateralidad izquierda no tiene relación con ninguna clase de ventaja en la capacidad cognitiva, e incluso que puede tener efectos perjudiciales sobre la función cognitiva en general, y por lo tanto, sobre el rendimiento académico.

Por ejemplo, un estudio descubrió que los niños zurdos alcanzaban resultados ligeramente inferiores en una serie de medidas del desarrollo. Asimismo, una revisión reciente señalaba que, al parecer, los zurdos están sobrerrepresentados entre las personas con discapacidades intelectuales. Otro estudio de amplio alcance observó que, en una muestra formada por niños de entre cinco y 14 años, los que tendían a servirse preferentemente de la mano izquierda obtenían puntuaciones más bajas en capacidad para las matemáticas.


Un experimento diseñado cuidadosamente

Una cuestión interesante es que estos estudios anteriores, al igual que muchos otros, diferían entre sí en la manera de medir la lateralidad y de clasificar a los participantes. Algunos se limitaban a preguntar a la gente qué mano prefería en general. Y, lo más importante de todo, sus enfoques eran distintos en lo que se refiere a la medición de la aptitud para las matemáticas, y abarcaban desde la simple aritmética hasta la resolución de problemas complejos. Estas discordancias en el diseño de los experimentos podrían ser la causa de la heterogeneidad de los resultados observados.

Para llegar a conclusiones más fiables, decidimos llevar a cabo toda una serie de experimentos con más de 2.300 estudiantes (de primaria y secundaria). Los experimentos diferían entre sí en cuanto a tipo y dificultad de las tareas matemáticas.

Para asegurarnos de que eran comparables, en todos ellos utilizamos el mismo cuestionario –el Inventario de Edimburgo– para evaluar la lateralidad. El cuestionario pregunta a la gente qué mano prefiere para escribir, dibujar, lanzar, cepillarse los dientes y otras acciones, y evalúa en qué medida una persona determinada prefiere la derecha o la izquierda. Se trata de una escala más que de una evaluación categórica de la izquierda frente a la derecha. Esta característica concreta nos permitió elaborar modelos estadísticos más fiables y potentes.

Los resultados, publicados en Frontiers, muestran que las personas zurdas aventajaban al resto de la muestra cuando las operaciones incluían la resolución de problemas difíciles, como asociar funciones matemáticas a un conjunto de datos dado. Esta pauta observable en los resultados era particularmente clara en los adolescentes varones. Por el contrario, cuando el ejercicio no era tan complicado –como cuando se realizaban operaciones de aritmética sencilla– no había diferencia entre zurdos y diestros. También descubrimos que los diestros extremos –las personas que contestaban que preferían usar la mano derecha para todas las acciones del examen de lateralidad– quedaron en desventaja en todos los experimentos en comparación con los diestros moderados y los zurdos.

Al parecer, en términos generales los zurdos tienen más facilidad cuando se trata de resolver operaciones matemáticas complejas, al menos durante las enseñanzas primaria y secundaria

Al parecer, en términos generales los zurdos tienen más facilidad cuando se trata de resolver operaciones matemáticas complejas, al menos durante las enseñanzas primaria y secundaria. Asimismo, ser marcadamente diestro puede suponer un inconveniente para las matemáticas. Considerados en conjunto, estos hallazgos muestran que la lateralidad, en cuanto que indicador de la conectividad entre los dos hemisferios cerebrales, influye en cierta medida en la cognición.

Ahora bien, la lateralidad no es más que una expresión indirecta de la función del cerebro. Por ejemplo, solamente una tercera parte de las personas que tienen el hemisferio derecho más desarrollado son zurdas, así que muchos diestros tendrán una estructura cerebral similar a la de los zurdos. En consecuencia, hay que ser prudentes a la hora de interpretar de qué mano prefiere servirse la gente, tanto si lo consideramos una señal de genialidad como un indicador de deficiencia cognitiva.



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