Carreras, maratones, rodadas ciclistas y triatlones proliferan, junto a gimnasios y clubes, sin embargo, la verdadera cultura deportiva no ha crecido a la par de los buenos hábitos alimenticios, afirmó Aquiles Negrete Yankelevich, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
A raíz del incremento del sobrepeso y la obesidad entre la población, han surgido diversas iniciativas para que la gente empiece a ejercitarse, y aunque ya hay quienes practican alguna actividad, la mayoría lo hace de manera incorrecta porque no existe una cultura deportiva, ni sabe cómo alimentarse de manera adecuada, afirmó.
Esto ha derivado en enfermedades, lesiones en articulaciones e incluso la muerte por infarto, pues las personas fuerzan a su organismo por no tener una asesoría apropiada ni parámetros de seguridad acordes a su edad, sexo, condición física y peso corporal.
En los últimos 20 años se ha incrementado el número de deportistas en el país, pero de manera paradójica ocupamos los primeros lugares a nivel mundial en sobrepeso y obesidad. “Esto se debe básicamente a que quienes comienzan a ejercitarse piensan que pueden comer cualquier cosa porque ya hicieron alguna actividad, y ésa es una idea equivocada, pues los deportistas también tienen desórdenes alimenticios”, sostuvo el coautor del libro “Nutrición para el deportista”.
La nutrición debe ser parte integral de una cultura deportiva, reiteró el universitario. “Si nuestra forma de comer está orientada a desarrollar una vida deportiva, tendremos, además de una población sana, mejores posibilidades de alcanzar metas atléticas”.
Por ejemplo, una persona no debe hacer una carrera sin haber comido apropiadamente los días anteriores para tener la reserva de glucógeno necesaria.
Negrete Yankelevich aseguró que conocer sobre nutrición deportiva tiene ventajas como mejorar el desempeño y la calidad de vida, aumentar la capacidad para hacer entrenamientos más largos e intensos, ayudar a reducir la fatiga, optimizar la composición corporal, reducir el riesgo de enfermedades y lesiones, y fomentar el crecimiento y desarrollo adecuado de niños y adolescentes.
Un deportista no sólo debe estar comprometido con sus entrenamientos, sino también con su alimentación, remarcó. “Una dieta diaria personalizada, acorde a la actividad física, con elementos nutritivos balanceados y un consumo de alimentos específicos ayuda a mantener una vida sana y a obtener un beneficio máximo en los entrenamientos”.
La dieta debe contemplar, en la medida de lo posible, los gustos y preferencias del individuo, de esta manera le será más fácil incorporarla a la vida diaria porque no representará un sacrificio constante.
Estos regímenes alimenticios deben convertirse en una costumbre cotidiana y hacer que la gente con sobrepeso tome conciencia de que no debe realizar una actividad física que vaya más allá de sus capacidades, porque reducir peso es un proceso gradual, enfatizó.
La cultura deportiva debe empezar desde las primarias y secundarias, incluir aspectos relacionados con una buena nutrición y hábitos correctos, cómo identificar alimentos que nos proporcionan energía y favorecen nuestra salud, evitar productos nocivos y el sedentarismo, sugirió.
“Así, cuando los niños lleguen a la edad adulta sabrán qué les conviene comer en términos de cuidado de la salud y cómo realizar una buena práctica deportiva”.
Finamente, remarcó que “Nutrición para el deportista”, editado por la UNAM, junto con la nutrióloga Maite Ambía Garrido, busca que los deportistas tengan un referente de una alimentación apropiada antes, durante y después de su entrenamiento.