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La gobernadora Claudia Pavlovich llega a su segundo informe de gobierno con logros incuestionables en el terreno económico y con retrocesos evidentes en la administración de justicia y en su política social.
El encarcelamiento de dos empleadas de casas de cambio por una presunta complicidad con vendedores de objetos robados ha puesto al suyo en el escaparate de los gobiernos sin sensibilidad social y entregado al triunfalismo de los números que sus propios funcionarios exhiben.
La protesta que realizaron familiares de Kasandra frente a la residencia privada de la Gobernadora evidencia la desesperación de los grupos sociales que han padecido la política de "garrote" aplicada lo mismo contra familias de transportistas (30 de marzo), contra modestos empleados (no contra los propietarios) de casas de empeño, contra enfermeras, maestros disidentes, opositores al gasoducto y todo aquel que contravenga las líneas rectoras de la política oficial.
Ante la objetividad de estos hechos contundentes se erige la autocomplasencia de los datos positivos en la generación y crecimiento de empleos, inversiones y obras de infraestructura contabilizados por funcionarios que bien pueden alterar "aunque sea un poquito" las estadísticas favorables. Total, no hay en Sonora un organismo civil ni un partido político con instrumentos para verificar la realidad de las cifras oficiales.
En el recuento de logros se han incluido durante los meses recientes a los delincuentes abatidos por la policía que ahora tiene licencia para matar, un recurso poco profesional cuando los agentes rebasan en número y capacidad de armamento a los delincuentes, pero al fin y al cabo un recurso para impresionar a una sociedad preocupada por la poca eficiencia de las autoridades ante la delincuencia organzada y el crecimiento de la delincuencia común.
El fracaso es evidente en Cajeme y otros municipios, la persistencia e incluso el incremento de la violencia extrema, los asesinatos o ejecuciones en las calles, el incremento notorio de asaltos y robos comunes a casas habitación, automóviles y escuelas. Datos que se pueden aumentar o minimizar al antojo e interés de cada quien, pero que no alcanzan a cubrir una realidad sufrida en el día a día.
Las sombras opacan la luz de las acciones positivas. Creció la inversión minera, sí, pero ha sido un flagelo contra las comunidades del río Sonora la tragedia ambiental ocasionada por la mina del Grupo México, cuya responsabilidad parece no importarle al Gobierno del Estado.
Hubo apoyos para los productores agrícolas del sur de Sonora y se anunció el proyecto de la desaladora, sí. Pero el acueducto Independencia sigue funcionando con la venia del Gobierno y la sustitución de esta obra por una desaladora es, no cabe duda, un proyecto a largo plazo. Y como dicen: A largo plazo todos estaremos muertos, incluyendo a los miembros del No al Novillo, los únicos "ingenuos" que aún se creen el cuento de la desaladora.
Por otra parte, la política social se mantiene en su perfil asistencialista, y por extensión: populista. Dádivas para los pobres y apoyos de toda clase para las élites.
La inversión cuantiosa en infraestructura pública sería un acierto irrebatible, si no fuera por la mala calidad de muchas obras que en pocos días muestran defectos inocultables. En Cd. Obregón hay muchas muestras de eso.
La publicidad del II Informe, difundida a través de una campaña multimedia que no es tan austera como se presume, destaca el crecimiento económico, "de los mayores del país", pero eso no alcanza para ocultar el crecimiento de la deuda púlica, uno de los más altos del país, deuda que empeña los recursos de futuras generaciones de sonorenses. Que Padrés nos endeudó más... ¡vaya justificación! Apenas llevamos dos años, faltan cuatro para alcanzar al gobierno anterior.
Otro logro, el castigo a la corrupción de la administración anterior, es un acierto indiscutible ensombrecido por la negligencia para investigar las denuncias contundentes por corrupción contra exalcaldes priistas como Ramón Guzmán en Nogales y Natanael Guerrero en Navojoa, además de otras denuncias contra funcionarios actuales, denuncias que son ignoradas por completo.
Así, rodeado de sombras pero complacido con su propia retórica, avanza este Gobierno hacia un tercer año que estará condicionado por el proceso electoral del 2018, proceos cuyas consecuencias aún son imprevisibles.
Tal vez si la retórica oficial bajara el volumen de su tono triunfalista, del culto a la personalidad, y fuera más objetiva, los logros del gobierno que encabeza Claudia Pavlovich podrían parecer menos exagerados y más creíbles.
Construir un entorno a base de bombardeo publicitario y discursos triunfalistas, no puede ser el mejor rumbo para Sonora
