Delia Pulido Zepeda se desempeñaba como Médico Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sonora cuando al realizarse una autoexploración se detectó una “bolita”, la cual al ser analizada resultado ser cáncer de mama, lucha que enfrenta actualmente contra esta enfermedad.
Con apenas 36 años de edad, relata que fue en el mes de mayo de este año cuando al detectar una tumoración en la mama derecha confirma que padece cáncer, por lo que acudió al propio Instituto para iniciar su tratamiento el mes de junio pasado y buscar la manera de ganar la batalla a este terrible mal.
“Cuando te dan la noticia piensas que el juego ya se terminó, vienen a tu cabeza mensajes de muerte y piensas que vas a ver el túnel antes de tiempo, pero yo sabía que tenía muchos factores de riesgo, por ello mantuve los cuidados necesarios y me realizaba la autoexploración constante”, puntualizó.
Desde hace cinco años y pese a que no se encontraba en el rango en que comúnmente hace su aparición esta enfermedad, la doctora se realizaba ultrasonidos mamarios y acudía puntualmente al estudio de Papanicolaou, arrojando hasta entonces, para su tranquilidad, resultados negativos.
“Una cosa muy importante a la que atribuyo que hoy en día me sienta tan bien es que conocía perfectamente la anatomía de mis glándulas mamarias, la autoexploración no la hacía cada mes, sino cada vez que me bañaba y sin ella no hubiera sido posible detectar el tumor, aun siendo médico”, apuntó.
Como médico, dijo, estoy consciente que no se puede prevenir totalmente la enfermedad y que en algún momento llegaría, sin embargo, este tipo de acciones son clave para una detección y tratamiento oportuno.
Resaltó que una parte muy importante en el tratamiento es la familia, pues además de ser en quien primero piensas cuando te dan la noticia, son quie-nes brindan la fortaleza moral y espiritual para salir adelante, además de apo-yar en las actividades físicas que por su esfuerzo impide realizar esta enfermedad.
“En el IMSS, en el área de quimioterapias, encontré un trato muy digno con los enfermeros Rafael y Carolina, quienes te cambian el ánimo cuando llegas ahí. Antes iba cada 21 días, ahora lo hago cada siete, cuando me toca ir digo que voy al spa de lo bien que me hacen sentir al llegar a mi tratamiento”, manifestó.
La paciente expresó que el trato en esta área también es parte importante dentro de la lucha contra el cáncer de mama, animando a sus compañeros, trabajadores del IMSS Sonora, a que se “pongan en sus zapatos”, sobre todo cuan-do algunos son foráneos y necesitan mucho más de un trato excelente.
“Yo le tenía pavor a la quimioterapia y cuando me pusieron la primera mi cuerpo la recibió bien, aunque los primeros días no me podía levantar y es deprimente, pero es parte del proceso, las crisis son parte de este tratamiento, te llevan a conocerte más”, puntualizó.
Actualmente se encuentra a la espera de recibir la última sesión de quimioterapia para posteriormente dar inicio a las radioterapias y en un momento no muy lejano, poder regresar con bienestar a su labor profesional para seguir trabajando por mantener y regresar la salud a sus pacientes.