LAS VEGAS, Nevada. - Stephen Craig Paddock, el estadounidense que mató a decenas de personas en Las Vegas, era un adinerado jubilado de 64 años que vivía junto a un apacible campo de golf cerca de la capital del juego, adonde le gustaba ir a apostar.
Su padre estuvo en la lista de los más buscados por robo a bancos en los años 1960. Pero él no tenía antecedentes penales, ni historial de enfermedades mentales, ni especial pasión por las armas, aseguró su familia, aún en shock.
Pero la noche del domingo, según informaciones de la policía, se ubicó en una habitación del piso 32 del hotel casino Mandalay Bay, en pleno centro de Las Vegas, y disparó ráfagas contra una multitud que asistía a un espectáculo de música country.
Al menos 59 murieron y más de 500 resultaron heridos en lo que se considera el tiroteo más mortífero en la historia de Estados Unidos.
Paddock, que según las fotografías divulgadas tenía bigote y barba canosa recortada, fue hallado muerto, posiblemente luego de suicidarse.
El hombre de 64 años que regularmente enviaba galletas a su anciana madre en Florida, según su hermano Eric Paddock, tenía una vida intrascendente en Mesquite, una pequeña ciudad de Nevada, a unos 130 kilómetros de Las Vegas, en una tranquila zona de retirados.
Las razones para el ataque se desconocen. El grupo yihadista Estado Islámico lo reivindicó, pero las autoridades estadounidenses son escépticas.
La única certeza es que Stephen Paddock se preparó minuciosamente para generar la mayor cantidad de víctimas posibles.
Alquiló una suite de dos habitaciones en el piso 32 del hotel Mandalay Bay, para tener dos ángulos de tiro distintos.
En la habitación los agentes hallaron 16 armas de distintos calibres, la mayoría de ellas fusiles de asalto, aparentemente transportadas en más de 10 maletas. Algunos rifles estaban equipados con miras telescópicas y su vehículo contenía nitrato de amonio, que puede ser usado para fabricar explosivos. En su casa un verdadero arsenal, con otras 18 armas de fuego y explosivos, fue descubierto.
Hasta el momento, sus motivaciones para cometer semejante masacre son un misterio para la policía federal (FBI), y más aún para sus familiares, que no salen de su asombro.