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Cuando todo parecía que Saúl Manríquez era el ungido para dirigir a la CNC en Cajeme, uno de sus rivales sacó la foto maldita donde aparece Manríquez en un evento presidido por el entonces gobernador Guillermo Padrés Elías.
Para los priistas de hoy eso es un delito equiparable al de traición a la Patria, y fue suficiente para anular la designación de Manríquez. ¿Cómo atreverse a dirigir la central campesina del PRI quien alguna vez estuvo cerca del demonio personificado con bigotes y corbata azul? ¿Cómo se atreve alguien que incluso hizo proseletismo a favor del PAN? ¿Qué acaso ya no hay decencia en el PRI?
Competían Manríquez, Rodolfo Verduzco y Ramón Moroyoqui Higuera, cada quien con sus credenciales en regla, pero al final resultó que sólo el tercero tenía derecho a registrarse no sóo porque es hijo de doña Marielos Higuera, una cenecista de abolengo, sino porque a Manríquez "lo besó el diablo" y Verduzco, dijeron, está demasiado pollo aún para ser líder de campesinos.
Con el engrudo hecho bolas, el delegado cenecista, José Luis Hernández, tomó la salomónica decisión de dejar el caso para que lo resuelva la comisión de procesos internos de la CNC estatal.
Mientras tanto, los campesinos de Cajeme seguirán desamparados y hundidos en la miseria sin un líder cenecista que los guíe por el camino de la prosperidad.
