Por sus errores, Luis Videgaray parecía destinado al ostracismo político, pero no fue así y a cambio de eso el presidente Peña Nieto lo convirtió en secretario de Relaciones Exteriores y le dio la confianza para que fuera él quiern preparara la llegada de José Antonio Meade a la candidatura del PRI por la presidencia de la República.
Un poder que pocos han tenido,ni siquiera en la otrora poderosa CTM o en liderazgos tradicionales del PRI se le había dado a alguien tanto poder como para perfilar al candidato presidencial.
Videgaray lo tiene pese a sus errores políticos garrafales, porque al final de cuentas lo importante es la amistad, la cercanía en el círculo más íntimo de poder, donde se mueven los descendientes de funcionarios, repreentantes de grandes empresa y miembros del grupo Atlacomulco, que apuesta ahora por un candidato cuya mayor virtud es ser miembro de ese grupo y no ser un político tradicional del PRI.