Ningún otro presidente en la historia de México ha gastado tanto dinero en limpiar su imagen como Enrique Peña Nieto.
Para escribir numéricamente la cantidad que el presidente mexicano ha gastado para que no se hable más de él, se necesitan varios ceros. 2 mil millones de dólares durante cinco años destinados a cientos de medios mexicanos para hablar bien del gobierno… o para evitar hablar mal de él.
Una profunda investigación del periódico más consultado a nivel mundial, The New York Times, revela que la administración peñista ha callado durante años a los medios de comunicación para formar lo que podría ser la más gigante “máquina presidencial” que se haya visto en el continente.
Con el dinero invertido, Peña ha tenido la libertad de decidir primeras planas y eliminar investigaciones periodísticas en su contra.
Esto también aplica a la televisión, en donde el gobierno priísta actual decide básicamente la programación general ligada al tema político.
Un ejemplo grande de control es el del periódico El Universal, este rotativo, que también tiene una fuerte presencia digital, recibe más dinero que ningún otro medio para publicar a favor del presidente.
Según datos de la organización Fundar, El Universal recibe anualmente cerca de 10 millones de dólares. Convirtiendo así a este diario en el favorito del gobierno mexicano.
Este periódico lo niega todo. Pero realmente sus propios exeditores han declarado que abandonaron su empleo en el rotativo debido a que la línea era claramente presidencial.
Aunque lo nieguen, el actual director de noticias de El Universal está ligado a la comunicación oficial de Antonio Meade Kuribreña, actual candidato priísta a la presidencia del 2018: su esposa era jefa de prensa del entonces secretario de Hacienda.
“Dirigir un periódico, una estación de radio o un medio de televisión en México generalmente significa confiar en un cliente único y poderoso que gasta sumas exorbitantes en publicidad con una simple advertencia: No te pago para criticarme. Ese cliente es el gobierno de México”, indica el trabajo de Azam Ahmed para el New York Times, en donde entrevistó a decenas de editores, ejecutivos y reporteros mexicanos.
Las historias de los medios oficiales que podrían lesionar la imagen presidencial a menudo eran suavizadas, cortadas, ocultas dentro de las secciones secundarias o simplemente eliminadas de un día para otro, argumentan los reporteros consultados por el periódico estadounidense.
El nivel de relación entre periodistas y el gobierno ha llegado al punto en que muchos de ellos figuran como “contratistas del gobierno”, según datos de la administración de César Duarte, en Chihuahua.
Así sobreviven los medios
En México se viven dos realidades inminentes: los periodistas reciben salarios denigrantes y la publicidad del gobierno está prácticamente en todas partes.
Estos dos temas están intimamente ligados. Si un periódico quiere sobrevivir, necesita de clientes que inviertan en espacios de publicidad.
En México, el cliente más grande y más interesado en inyectar dinero en periodismo es el gobierno de Enrique Peña.
Si un medio quiere ser realmente independiente, habrá de sufrir quincena a quincena para pagar a sus empleados, o pueden sucumbir, como cientos de casos en donde la necesidad de mantener a flote un medio requiere de comprometer su libertad de prensa con el jugoso pago mensual del gobierno estatal en turno.
Para las personas que deciden no depender de estos pagos oficiales la situación es tremendamente difícil. México es el país en donde más periodistas son asesinados por ejercer su labor.
Al menos once trabajadores de la prensa han muerto a causa de su trabajo exponiendo a políticos corruptos, tramas de impunidad o temas en donde se ejercía realmente la libertad de prensa.
Se invierte más en imagen que en salud
En tan solo un año, Peña Nieto destinó hasta 500 millones de dólares para limpiar su imagen después de escándalos como La Casa Blanca, Ayotzinapa, Tlatlaya, entre otros.
Estos recursos superan por muchos a programas sociales destinados a la educación, la salud y el deporte en México.
A pesar de que una de las primeras promesas del mandatario al llegar al poder fue reducir gastos innecesarios, se ha duplicado prácticamente cada año el dinero disponible para publicidad oficial, un tema que tiene preocupados a gobiernos extranjeros.
Estas alianzas entre medios y presidencia no solamente distorsionan la imagen del gobierno mexicano, también debilitan y atentan en contra de la libertad de prensa en México. Malinformar sobre un tema importante es tan grave como no informarlo.
Al firmar acuerdos con el gobierno de Enrique Peña, los propios medios están destruyendo el periodismo en México y muy pocos espacios de comunicación han podido resaltar investigaciones y golpear la corrupción e impunidad de varios políticos mexicanos. Muchos de estos trabajos han sido reconocidos en el extranjero y han ganado el Premio Nacional de Periodismo en diversas ocasiones.