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El bulevar Ramírez era hasta hace poco una de las vialidades más bellas de la ciudad.
Hace 30 años las autoridades municipales tuvieron la "ingeniosa" idea de vender terrenos del camellón y quitarle dos metros a las banquetas de ambos lados para hacer comercial este sector.
Los vecinos se opusieron tajantemente, la autoridad se retractó y poco a poco se fue poblando el camellón con la grande y bella arboleda que hoy tiene.
Si los vecinos de entonces no se hubieran opuesto al disparatado proyecto comercial urbano, hoy el bulevar Ramírez tendría una fisonomía tan horrible como la de la calle 300.
Desde entonces el bulevar experimentó una positiva transformación, el camellón central se llenó de árboles desde la calle 5 de Febrero hasta la Michoacán, además se mantuvo la limpieza y el alumbrado público a niveles aceptables.
Pero en los meses recientes los vecinos y en general las personas que acuden al lugar para realizar ejercicio físico o convivir sanamente, se han topado con una desagradable descomposición del ambiente y la responsabilidad es por igual de vecinos y autoridades.
La aparición de bolsas de basura se ha hecho común y éste es básicamente un daño ambiental provocado por vecinos y transeúntes que arrojan los desechos a su paso por esta vía.
Quienes viven en el bulevar y miran cómo van multiplicándose las bolsas de basura hacen muy poco o casi nada para limpiar el área frente a sus casas. Salvo raras excepciones por supuesto.
Y como si fuera una moda perniciosa, se han multiplicado las personas que llevan a sus perros a defecar en el camellón. Caminar por el andador o a un lado es un riesgo permanente pisar y embarrarse con los desechos hediondos.
Por parte de las autoridades también hay negligencia e incapacidad. Desde hace varias semanas se han ido apagando lámparas (las "extraordinarias y ahorradoras lámparas led) en el oriente del bulevar, alrededor de la calle Chihuahua.
Cada vez más oscuro y no se ve por ningún lado la intención de corregir los desperfectos que tienen a oscuras este sector concurrido pero también peligroso sobre todo para mujeres y menores de edad que transitan por allí.
Lo más reciente es el derrame de desechos de una fábrica de quesos, ocasionado al parecer por el colapso del drenaje. Esto ha ocasionado una hediondez insoportable que a los funcionarios municipales parece no importarles. Será tal vez porque los funcionarios viven lejos de allí, en calles limpiecitas, con buena iluminación y bien vigiladas.
El problema original en el drenaje ya se corrigió, nos dicen. Pero el estancamiento de las aguas fétidas permanece y al parecer seguirá allí por varios días hasta que el sol lo seque. Esto parece más probable a que las autoridades hagan algo.
