“El mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia,
sino la ilusión del conocimiento”. S. H.
Stephen Hawking, uno de esos hombres que marcan época, acaba de fallecer. Una vida extraordinaria, lúcida y generosa. Nos hizo ir más allá en varios sentidos. Sin embargo, a la vez que se manifiesta admiración por este hombre, así como tristeza por su muerte, también nos encontramos con burlas y hasta condenas: “por ateo le pasó”, “ahora sí se las verá con Dios”.
Pareciera que algunas personas además de vivir una religiosidad perversa carecen de educación humanista así como de imaginación. ¿Acaso de explicarse el universo solo con física ello negaría la existencia de Dios? Según Hawking resulta innecesaria la intervención de un creador para explicar el universo y es absurdo preguntar qué hubo antes.
La ciencia tiene límites y Hawking lo supo, aunque parezcan a veces demasiado pretenciosas sus afirmaciones. Que podemos encontrar debilidades filosóficas en sus libros es cierto (para él la filosofía ha muerto), pero también hay brillantez y humildad: “Nosotros y nuestros modelos formamos parte del universo que describimos por eso, las teorías físicas se hallan referidas a sí mismas, de ahí que quepa esperar que o bien son contradictorias o bien incompletas”.
Para Hawking, una postura filosófica de realismo es puesta en entredicho también por la misma física pero adopta una postura en la que defiende un modelo que concuerde con las observaciones y actuar como si éste fuera verdadero (realismo dependiente del modelo): “No hay manera de eliminar al observador –nosotros- de nuestra percepción del mundo. Nuestra percepción –y por lo tanto las observaciones sobre las cuales se basan nuestras teorías- no es directa, sino más bien está conformada por una especie de lente, a saber, la estructura interpretativa de nuestros cerebros humanos”. Si dos o más modelos son acordes a las observaciones no se puede decir que uno sea más real que otro*.
Tanto estudiosos de ciencias físicas como de humanidades tan solo nos podemos aproximar a la verdad. La existencia de Dios no es un problema físico, ni una hipótesis a verificar (no puede ser reducido) y la realidad es siempre más amplia que cualquier teoría, modelo o sistema filosófico que podamos elaborar. Hawking hizo física, inspiró y provocó con sus declaraciones polémicas y su sentido del humor. Le doy las gracias.
*[Leer el capítulo 3: “¿Qué es la realidad? de su libro El Gran Diseño].