Entre los miles de rostros que había en la Arena Itson, era difícil adivinar cuál era el más feliz, si el de José Antonio Meade o el de Manlio Fabio Beltrones.
El del candidato del PRI a la Presidencia de la República reflejaba la alegría tal vez poco sentida en esta campaña de tener a una multitud que coreaba su nombre, en la Arena Itson llena al tope.
O el rostro de Beltrones, por su demostración de fuerza y capacidad para congregar a miles de personas alrededor del candidato, un Beltrones al que hace un año ya no lo querían como dirigente de su partido.
Lo impresionante es el acarreo, decían unos y señalaban afuera de la Arena las decenas de camiones que movilizaron a la gran mayoría de asisitentes al evento.
Pero entre acarreados y simpatizantes, así ha hecho el PRI sus eventos de campañas donde demuestra fuerza.
Aún así, reconocieron algunos con los que platicamos, esta multitud no se compara con la que tuvo Andrés Manuel López Obrador en su visita a Cd. Obregón, porque allí la gente llegó por su propio pie o en sus automóviles particulares. Acá, en cambio, lo mismo de siempre: camiones y más camiones atiborrados de gente humilde.
Más allá de la sociología de los eventos priistas, el contenido del discurso emitido por José Antonio Mead se centró en un tema fundamental: la escasez de agua y las opciones para atacar este problema.
Reiteró sus ofrecimientos asistenciales, en especial para los estudiantes sin recursos económicos y aquellos que tienen alguna discapacidad.
Y tras repetir sus promesas de campaña, concluyó el candidato un día feliz que empezó en Navojoa y Etchojoa, y concluyó en Cd. Obregón, acompañado siempre de la mano fuerte de Manlio Fabio Beltrones.