“Por fin se acabó, ayer fue el último día”, exclama con emoción uno de los tantos comerciantes que venden comida alrededor del estadio Tomás Oroz Gaytán (TOG), lugar donde se organiza la Expo Obregón.
Dos semanas de exceso en muchos sentidos al interior de la “fiesta del pueblo”, pero también por la contaminación que genera alrededor del inmueble: basura y más basura en las calles y en las banquetas de los vecinos.
Mientras los guardias de seguridad privada comienzan a primera hora las labores de limpieza en el estacionamiento, en el exterior una persona llena con botes de aluminio dos amplias bolsas de color negro.
Un recorrido por los linderos del TOG, da cuenta de lo que pasó una noche anterior, donde sobresalen las botellas de vidrio olvidadas por aquí y por allá, así como recipientes de botanas y bebidas.
Material de impreso publicitario de toda clase de empresas, volantes que anuncian promociones, sin faltar la propaganda de partidos políticos, pese a que está prohibido hacer proselitismo en el lugar.
Sobre el piso se puede ver de todo, desde las concurrentes taparoscas y envases de refrescos de todas las marcas hasta las sorpresivas cajas de medicamentos, cuya sustancia activa es el Sildenafil, más conocida como la pastilla azul.
Se cerró el telón en la expo, que según los organizadores esta edición tuvo una baja del 25% en su asistencia. Parece ser que la cartelera de eventos de la edición ¡Te vas a divertir¡ no convenció a muchos cajemenses.
Sin embargo, para los vecinos la fiesta representa un foco de contaminación auditiva y visual. Y de eso, ninguna autoridad de gobierno se encarga, tampoco los organizadores ni mucho menos está en la agenda de los candidatos.