Hasta hace poco Pemex era un paraíso laboral, la empresa paraestatal donde todos querían trabajar: buenos sueldos, atractivas prestaciones y una jubilación tranquila, sin sobresaltos y bien remuneradas.
Pero en años recientes la crisis propiciada en ésta que es considerada la empresa más grande de México, acabó con el paraíso laboral y sometió a los trabajadores, aunque la burocracia administrativa siguió gozando de grnades privilegios.
Esta historia fue descrita por algunos de los viejos trabajadores que hoy resienten la escasez de prestaciones básicas como los medicamentos que necesitan para sus problemas de salud.
Simplemente, nos dijeron, faltan todo tipo de medicamentos y tenemos que comprarlos nosotros.
Han hecho solicitudes ante las instancias correspondientes pero sus peticiones no tienen respuesta, salvo el acostumbrado "ya lo veremos".
Por eso se manifestó un grupo de extrabajadores entre los que figuraba Andrés Salas.