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Llegó la temporada de calor con sus 40 grados centígrados y más, pero no inquieta a los concesionarios ni a las autoridades del Transporte en Cd. Obregón.
Salvo la Ruta 10, cuyas unidades tienen todas aire acondicionado, la mayoría de las ruta sólo tienen en algunas y otras, como la Ruta 3, de plano no tienen en ninguno de sus camiones.
El delegado de Transporte, Gilberto Cornejo, y sus inspectores han armado un circo persiguiendo a Ubers, ruleteros y todo lo que se mueva sin su permiso.
Con decomisos y declaraciones desvían la atención de lo que es su más grande fracaso: La regulación del transporte urbano de pasajeros, un servicio que pone a Cd. Obregón en un nivel ínfimo si se considera que dicho servicio es uno de los factores más importantes para evaluar el nivel de bienestar en una ciudad.
Mientras la atención mediática se centra los decomisos y declaraciones de taxistas, el grueso de la población que sube a diario a los camiones sufre el lacerante calor de unidades sin aire acondicionado, con sobrecupo en las horas pico, sobre todo al mediodía, y muchas veces con ventanillas que no pueden abrirse.
Los rostros de los pasajeros lo dicen todo. Al subir al camión, uno sólo ve semblantes de hartazgo, de desesperación por el sudor que humedece los cuerpos e incrementa los malos olores. La escena es más indignante cuando son madres que entre brazos llevan a sus hijos al borde del golpe de calor.
Por encima de la Ley
De acuerdo a la Ley 149 de Transporte del estado de Sonora, el artículo 102 fracción 11 BIS señala que las unidades deben circular con el aire acondicionado encendido y en correcto funcionamiento, de lo contrario, se aplica el procedimiento de ley.
Ante el incumplimiento y según el artículo 148, las infracciones a aplicar según el procedimiento, es una amonestación y si reinciden, los pasos siguientes son un apercibimiento y después una multa que va desde uno hasta los 100 UMA (Unidad de Medida y Actualización) y si no acatan el reglamento, se puede llegar hasta la suspensión y la revocación de las concesiones.
Nada de eso parece preocupar a concesionarios y autoridades. A éstas ni siquiera las obligaciones que le impone la Ley.
Así , las groserías de algunos conductores, las molestias en unidades chatarra, el alto costo del boleto, las tardanzas en la llegada del siguiente camión, los problemas cotidianos -al parecer irresolubles- quedan atrás cuando llega la larga temporada de los 40°C y más.
