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Entre los varios campamentos de verano que se ofrecen en Cajeme, hay uno singular, muy diferente a los demás porque está dedicado a los niños con discapacidad sensorial o motriz.
Es el Campamento de la Inclusión donde diez pequeños, de lunes a viernes y de 8:30 a 13:30 horas, participan en actividades recreativas acompañados cada uno por una persona que los instruye de acuerdo a la discapacidad que presenta el menor.
Es el primero de su tipo y seguro será un ejemplo a replicar aquí y en otras ciudades.
La organizadora es Lupita Humildad, periodista, promotora turística y de proyectos a favor de la población discapacitada, como el Callejón de la Inclusión, el Centro de Terapias para discapacidad extrema y ahora este luminoso Campamento.
"Cuando llega el verano los hermanitos y primos van a campamentos tradicionales, y los niños discapacitados deben quedarse en casa a esperarlos; por eso creamos esta opción para ellos, para que también puedan asistir a un campamento de acuerdo con sus necesidades", comenta.
En la primera hora todos participan en una clase de yoga y después realizan ejercicios o actividades recreativas.
"Tenemos una maestra especializada en enseñanza de pintura para niños autistas; hay sesiones de hidromasaje con sales para ablandar los músculos, fisioterapia, terapia de lenguaje, todos a la medida que el niño lo requiera", añade Lupita Humildad.
Además del beneficio que obtienen los niños, las familias pueden descansar de lunes a viernes durante el horario del camapamento porque saben que sus hijos están seguros, en buenas manos y tratados de acuerdo a sus necesidades.
Un esfuerzo diario
Organizar un campamento como éste no es sencillo, requiere de una inversión que debe costearse con la participación de todos, padres y madres de familia. Hay un adulto por niño, sería incosteable pues además se utiliza material especial de alto costo.
"Por fortuna hemos tenido el apoyo generoso de una fundación, empresas y personas en lo particular que otorgan becas", explica.
Este será el único campamento de inclusión en el presente verano. Cuando termine, los niños podrán compartir con sus hermanos que también habrán terminado sus propios campamentos.
Así es el esfuerzo diario para acompañar a los niños con discapacidad, una tarea que lleva muchos años, intentos y proyectos, y ha provocado cambios sociales a favor de esta numerosa población.
"Es un esfuerzo de poco a poco, todos los días se gana algo y por eso cada día estamos mejor", sonríe Lupita.
