Este jueves se registró uno de los días más tristes de la contingencia por coronavirus al fallecer cinco médicos en Cd. Obregón que fueron contagiados por atender a pacientes de covid-19.
Las cifras golpean porque no sólo son estos médicos, antes ya han muerto otros por la misma causa, y no sólo doctores, también personal de enfermería y otros trabajadores del sector salud.
Ahora no basta con decir que son héroes, y sí lo son, pero eso no es suficiente. Han muerto otras personas, 52 en total, aquí en Cajeme donde un alto porcentaje de la población vive en la irresponsabilidad total, sin uso de cubrebocas en espacios públicos, con prácticas de alto riesgo y no son pocos los que niegan la existencia de la pandemia.
Las autoridades de todo nivel advierten de los riesgos, hablan mucho pero en la práctica se niegan a asumir un deber elemental: Imponer la disciplina social que hoy es imprescindible. Pero tienen miedo a ser llamados autoritarios o que se cometa un error trágico como el ocurrido en Jalisco.
Así continúan expandiéndose los contagios, sus efectos letales y, frente a grupos irresponsables y autoridades titubeantes, al resto de la población no le queda otra más que esperar el día en que lleguen los contagios a casa, a alguien de la familia o a uno mismo.