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Una larga fila de aficionados se formó apenas se abrieron las taquillas para la venta de boletos del juego inaugural de la temporada de beisbol.
Aquí se acabaron las preocupaciones por un contagio, los llamados del secretario de Salud para que todos tomen precauciones.
Aquí se agotó el llamado a la solidaridad con las y los trabajadores de la salud, los que exponen su vida atendiendo a enfermos por covid-19.
Esta es nuestra realidad hoy. Autoridades indolentes, cómplices, y gente aglomerada, casi pegados los cuerpos, por un boleto para el juego inaugural.
La obligación mínima para los organziadores era vender los boletos a través de una plataforma digital. ¿Y eso para qué sirve cuando es más práctico tener el dinero constante y sonante ya?
