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El Músico por lo general es un elemento decorativo en cualquier evento en que se le ocupe, la música a través de sus manos o su boca es solo ambientalización que decora sentimientos.
En un evento de mil gentes, 50 recordaran el nombre del grupo que amenizó y solo 5 (por conocidos) recordarán el nombre de algún elemento. Sin embargo, la alegría de los franceses al escuchar la marsellesa, al término de la segunda guerra mundial, no hubiese sido el mismo, si la letra hubiera estado en un texto simple.
La música es la que transmite el sentimiento a la letra, todo lo demás será prosa o simplemente bella poesía. Detrás de cada serenata, el musico es el trovador que canta loas a la belleza y al amor, detrás del Romeo Galán que se llevará los besos de la victoria; él, el músico tomará su guitarra o violín y marchará en busca de otra historia de amor que contar que inspire o motive finales felices. El músico por necesidad o profesionalismo no detendrá su oficio a pesar de estados anímicos, funerales, días festivos, celebraciones, por el contrario, llenará sus vacíos con música solamente, con música.
Hoy, cuando se rinden homenajes merecidos a los héroes de la salud, quiero rendir homenaje a los cientos de músicos desconocidos que acompañaron nuestras alegrías, amores y des-amores, tristezas y nostálgicos recuerdos.
A los tantos que nos heredaron el orgullo de ser músicos.
A los que nos enseñaron que la profesión es tan noble y digna como cualquiera.
A los que acompañaron con sus notas musicales, nuestros recuerdos de amor y de nostalgia.
A todos ellos.
¡Feliz Día del Músico!
