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"Infancia es destino". La célebre frase del sicólogo mexicano Santiago Ramírez puede ser verificable en aquellos niños, cada vez más numerosos, que juegan a ser sicarios y portan armas de juguete.
La violencia que impera en Cajeme es un escenario propicio para la reproducción de este esquema donde abundan los niños que hoy juegan con armas de plástico, advierte Rafael Evans.
"En otra época, los niños jugaban a ser policías, soldados, hoy juegan a ser sicarios y perciben como algo natural la parafernalia que rodea a estos delincuentes, comenta el director del colectivo Independiente Punto 3, agrupación ciudadana que ha emprendido la campaña "Vamos desarmando infancias" cuyo objetivo "desarmar" a los niños de Cajeme, intercambiando sus pistolas y rifles de jueguete por juguetes no bélicos.
Evans señala que en las colonias donde se han cometido más ejecuciones criminales, como Villa Bonita, Campanario, Beltrones y Las Haciendas, es donde se ha detectado que hay más armas de juguete.
Las armas de plástico son juguetes muy baratos que están al alcance de cualquier familia y se venden en el comercio local sin ninguna restricción, esto facilita la adquisición no sólo del juguete sino además de los valores que implica el juego.
En Cajeme se cometen el 30% de los homicidios dolosos registrados en Sonora y un número importante de las víctimas son jovencitos.
En este contexto de violencia, el sicario es un personaje con el que convive la sociedad y los niños en particular son más susceptibles a la influencia de la subcultura que genera el crimen organizado. "Infancia es destino".
Ante esta realidad adversa, el colectivo de Rafael Evans, organizaciones civiles y organismos empresariales aportan esfuerzos a "Vamos desarmando infancias.
Hasta hoy han recibido casi 1 mil armas de juguetes pero aún hay otras miles que están en una casa familiar. El llamado es a las familias para hacerles ver lo peligroso que resulta para el niño y para la sociedad seguir exaltando los valores de la delicuencia que ha segado miles de vida sólo en Cajeme.
Con las armas que reciba la campaña, comenta Evans, se hará una escultura monumental de plástico motivando a los niños para que reconozcan el valor de la paz.
