La inseguridad pública es el tema tabú de la campaña de Alfonso Durazo Montaño, tanto que ni siquiera lo aborda en sus encuentros con la militancia morenista de la cuarta ciudad más violenta del mundo, esa que deberá defender el proyecto de continuidad rumbo al 6 de junio.
Por más de 40 minutos se dirigió a los comités de Morena en Cajeme, a quienes informó de los proyectos que impulsará una vez que sea gobernador, afirma que aventaja con 20 puntos, por lo que “podemos decir en términos aritméticos, tenemos ganada la elección”.
El ex secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana presume que “con el compromiso del gobierno federal, estatal y la fórmula local, municipal, vamos a multiplicar la capacidad para dar respuestas a los problemas de Cajeme”. Pero nunca aborda el de inseguridad.
Tras discurrir sobre la 4T, alabar al Presidente de la República, Durazo Montaño aterriza en lo local y prosigue con un argumento que busca deslindar de toda responsabilidad al alcalde Sergio Pablo Mariscal de los resultados negativos al frente del gobierno municipal.
“Sergio Pablo recibió hechas trizas las finanzas, yo digo que en terapia intensiva; ha hecho un gran esfuerzo y ha ido recomponiendo el barco sin respaldo del Gobierno del Estado, pero 3 años no son suficientes en solitario”. El pretexto como carta de presentación.
Y “Javier (Lamarque) va recibir porque así están todos los municipios en el estado, va recibir un ayuntamiento con una situación económica difícil”, por eso, aseguró, “vamos apoyar con tanque de oxígeno financiero al próximo presidente municipal para que tenga un margen mínimo de maniobra y capacidad de respuesta frente a las demanda sociales”.
Encarrerado con el micrófono se da tiempo para el auto buillyng: “Fíjense ya tengo 20 minutos y apenas estoy concluyendo la presentación del presídium”. Hasta que por fin anuncia que habrá un plan estatal para atender los drenajes colapsados, el alumbrado y pavimentación.
Entre otros proyectos, expuso, “daremos una fisonomía eminentemente turística a la Laguna del Náinari”, sin poder evitar aventarse una pirueta con sabor a pifia estilo Polanco, que evidencia que sus pensamientos andan en otro planeta, menos en Sonora.
“Vamos recuperar el centro de la ciudad para ir agregándole atractivos turísticos, que quien venga por cualquier razón a Obregón, encuentre otros motivos para visitarlo y permanecer aquí”. Sobre todo por el ambiente de tranquilidad: más de mil muertes y contando en el trienio más violento.
Y como colofón una joya: “Haremos dos ejes de transporte de alta eficiencia, un nivel de calidad similar al que circula en la Ciudad de México ¿por qué no?”, se preguntó con tal candidez el de Bavispe, como si hoy fuera muy pertinente citar al DF como ejemplo en esta materia.