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Por tratarse del rango de edad con más porcentaje de población, los jovencitos de 18 años, algunos un poco más, y los rezagados que no se vacunaron cuando les tocaba, han hecho largas filas en los centros de vacunación contra covid-19.
En Plaza Sendero desde temprana hora la fila abarcaba prácticamente todo el perímetro frontal y el lateral sur del inmueble. Todos debieron esperar cuando menos tres horas para llegar a la mesa de vacunación.
Los jóvenes platicaban relajados mientras que los de mayor edad, los rezagados guardaban silencio arrepentidos tal vez de no haber acudido a vacunarse cuando les tocó de acuerdo con su edad.
Uno de éstos, un hombre de aproximadamente 50 años de edad, reconoció que no lo hizo antes porque no creía estar en riesgo de contagio e incluso ni siquiera creía en la enfermedad, menos aún en los beneficios de la vacuna. El contagio y la gravedad de familiares cercanos lo hicieron cambiar de opinión y helo aquí, aguardando el momento de ser inoculado.
Dos muchachas y un compañero no mayores de 20 de edad se reían porque el momento les recordaba los primeros años de infancia cuando los vacunaron de no sé qué, creo que contra la polio y la tuberculosis.
Así las cosas hasta después del mediodía de este sábado.
