Hasta el último momento de su administración, el equipo de Claudia Pavlovich lucha por "colgarse la medallita", por dejar asentado que a ella pertenece el mérito de las obras trascendentes.
Y no les fatla razón. Es muy importante la iniciativa y gestión de un Gobierno del Estado para que se lleven a cabo obras como la construcción de una desaladora y de un hospital público.
Pero eso no justifica las verdades a medias ni lanzar cohetes propagandísticos y de culto a la personalidad por dichas obras.
En el caso de la desaladora, la pequeña desaladora de Guaymas - Empalme, era urgente que se iniciara "la etapa de pruebas" para no dejarle a los que siguen la oportunidad de inaugurarla. Que los sonorenses y la historia sepan que se construyó gracias a Claudia Pavlovich.
Ahora con la visita de AMLO a Hermoslllo, calificada por el equipo de comunicación social del presidente como una visita de supervisión de la obra, el boletin oficial del Gobierno del Estado lanza a los cuatro vientos la idea de una inauguración adelantada para que, de nuevo, los sonorenses y la historia recuerden a la gobernadora como la autora de esta obra.
Se vale. De eso vive la clase política y no se puedre regatear el mérito de gobernadores y gobernadoras. Aunque la presunción rebase la verdadera dimensión de sus méritos.
Para eso se contruyen muchas obras, algunas que ponen en entredicho la capacidad y honestidad de los equipos gubernamentales como es el caso de las pavimentaciones en Cajeme.
Al final las personalidades de la política se aferran al diche "obras son amores".
Y el público les recuerda otro: "Mientras más obras, más sobra".