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Austeridad e inversiones urgentes en obra pública, expectativas por nuevos proyectos urbanos e inversiones privadas, incertidumbre ante la pandemia y la evolución de la crisis de seguridad, definen el panorama del 2022 para Cajeme.
El colapso de calles y del sistema de drenaje generan la irritación cotidiana de la ciudadanía y el dolor de cabeza para autoridades limitadas por la escasez de recursos. La austeridad de los presupuestos -federal, del estado y en los municipios- deja poco margen de acción ante el creciente deterioro de los pavimentos y la aparición constante de fugas de agua potable o sucia que aflora en todas partes.
Las promesas de campaña de Alfonso Durazo: una ciudad universitaria para Cd. Obregón, una ciclopista y redistribución del transporte urbano, entre otras, difícilmente se llevarán a cabo en un marco de austeridad presupuestal.
La inversión pública en municipios como Cajeme es indispensable para dinamizar la economía, pero cuando dicha inversión es escasa o está condicionada por la corrupción, tiene un efecto muy limitado.
Sólo la inversión privada puede mover las actividades productivas pero en el caso local dicha inversión camina con paso lento, carece del empuje que tiene en municpios como Hermosillo y Nogales. Apostar todo o casi todo al proyecto de Constellation Brands y al del aeropuerto, que aún no pasa de buenos deseos, es insuficiente.
El 2022 inicia con el repunte de los casos de covid 19 y aún es una incógnita el alcance que tendrá la nueva ola de la pandemia en Cajeme y en Sonora. Lo que hoy ocurre en Europa y Estados Unidos podría ser una advertencia de la necesidad de restringir actividades y movilidad, una medida que nadie quiere y sin embargo no puede descartarse.
Por si fuera poco, a este difícil panorama económico se añade la cruenta y sostenida ola de violencia que en los últimos días del 2021 y los primeros del 2022 no ha menguado, por el contrario, sigue en aumento.
A Cajeme le urge un cambio radical de la trayectoria por la que ha sido llevado en años recientes. Mas este cambio no depende de buenos deseos sino de acciones reales que vayan preparando mejores escenarios para el futuro inmediato.
