En campos agrícolas del sur de Sonora aún existen casos de menores de edad que desarrollan labores aun cuando la ley prohibe su contratación.
Algunos acompañan a sus padres em las labores de deshierbe, cortes y empaques de hortalizas en horarios que suelen abarcar desde la salida a la puesta de sol.
Así encontramos a Jesús y Juan, dos pequeños que se ganan la vida en tierras del Valle del Yaqui.
Viven en Bascomcobe, comunidad rural de pocos habitantes, y dese allí se trasladan acompañando a sus padres a bordo de los viejos camiones que dan el servicio a los patrones.
Para ellos el trabajo de campo no es pesado y se les paga bien en los desyerbes y cortes de chiles de diversas variedades que se cultivan en el sur de Sonora.
Su satisfacción tras el arduo trabajo es poder ayudar al sustento de la familia.
En México más de 3.2 millones de niños y adolescentes trabajan, la mayoría de ellos en actividades peligrosas para su edad y sin la posibilidad de seguir estudiando.
Por lo general las labores del campo como la pizca y deshierbes se prestan para los jornaleros de corta estatura, aunque en los menores se edad puede causar distorsiones en su crecimiento ya que huesos y músculos aún están en formación.
El 12 de junio de 2015 se publicó la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) en donde se tipifica a la actividad agrícola como peligrosa y se prohíbe en ella la utilización de menores de 18 años.
De vez en cuando algún inspector de la Secretaría de Trabajo o del IMSS se dan la vuelta por las plantaciones, pero la mayor parte del tiempo están ausentes y los jornaleros agrícolas, adultos o menores de edad, se dedican a su tarea sin ser interrumpídos.