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28 de junio: Aniversario de los hechos de Stonewall

Compilador: Andrés González Prieto
Martes 28 de Junio de 2022
 

Cada 28 de junio se conmemora, desde los disturbios de Stonewall en 1969, el Día Internacional del Orgullo LGTBI y España, afortunadamente, es uno de los mejores países para vivir en libertad, a pesar del repunte de los ataques de odio e insultos que están sufriendo en los últimos años las personas LGTBI.

Recientemente hemos podido comprobar cómo el odio vuelve a mostrar su peor cara en el brutal ataque en un bar LGTBI de Oslo, y en países como Brunei, Irán, Mauritania, Nigeria (solo en una docena de estados del norte), Arabia Saudita o Yemen ser homosexual está penado con la muerte, a pesar de ser estados miembros de Naciones Unidas.

Se denominaron los “Disturbios de Stonewall”.

El Stonewall Inn estaba en la Christopher Street, vecindario de Greenwich Village de Nueva York. Era un bar propiedad de la mafia abiertamente gay, popular entre los más marginados de esta comunidad: travestis, personas transgénero, jóvenes afeminados, prostitutos - buscavidas y gente sin hogar.

En 1969 en los estados unidos estaba penado ser gay en todos los estados a excepción de Illinois.

Sobre las las 2 A. M. del día 28 de junio de 1969, la Policía de Nueva York (NYPD) realizó una redada y desalojó el bar (había dentro unas 200 personas). La mayoría de los clientes cooperaron, mientras la policía detenía a varios miembros de la mafia dentro. A los pocos minutos, la policía comenzó a pedir identificación. Oficiales mujeres escoltaron a personas travestidas a los baños para verificar su sexo, arrestando a varias de ellas. Esposados varios hombres y mujeres homosexuales, la multitud reunida fuera del bar se agitó cada vez más y, aA medida que llegaban más patrullas, comenzaron a gritarles: "¡Poder gay!" "¡Venceremos!", lanzando centavos y botellas de cerveza vacías a los vehículos policiales. Dentro del bar, la policía golpeaba a diestro y siniestro. Y en cuestión de minutos, la incursión de Stonewall se convirtió en un motín en toda regla.

Durante la década de 1960, la sociedad se había vuelto más consciente de la discriminación e intolerancia que rodeaba a los homosexuales. El movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos y contra la guerra de Vietnam provocaron una resistencia civil manifestada por los afroamericanos y la contra cultura. Y así que muchas personas comenzaron a hablar más abiertamente.

Este rico clima dio voz a los marginados y fue una de las muchas razones por las que la redada de Stonewall finalmente se convirtió en un motín.

Un año después, se formaron dos organizaciones de derechos de los homosexuales y en 1970 se llevaron a cabo varios desfiles del orgullo gay en las principales ciudades del país. Orgullo frente a vergüenza y estigma.

Según los datos del Observatorio de Personas Trans Asesinadas recogidos por Transgender Europa, entre 2008 y 2020 fueron asesinadas 3664 personas trans en el mundo. Y las terapias de conversión de la homosexualidad y la identidad sexual siguen siendo la norma en numerosos países de nuestro entorno.

 

La Homosexualidad y las “Terapias” 

LA TEMATICA se sitúa en la década de los 80 del siglo XIX, cuando la palabra “homosexualidad” surge en el contexto científico de la época. La clave la aporta el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing, que en su obra Psicopatía Sexual incluyó la orientación sexual no heterosexual en su lista de “perversiones” y “enfermedades” sexuales. 

La homosexualidad “se construyó entonces como una enfermedad, un comportamiento desviado que requería cura, que se podía (y debía) reconducir a la normalidad”, apunta la profesora de Sociología de la Universidad de Castilla- La Mancha y activista Gracia Trujillo.

En el ámbito europeo comenzaron entonces a sucederse las investigaciones sobre el tema, en principio de tono teórico, pero sujetas a la evolución de la medicina, que pronto comenzó a desarrollar aplicaciones prácticas, explica Ramón Martínez, historiador especializado en el colectivo LGTBI y escritor. Estas ideas culminaron en la inclusión de la homosexualidad en los principales manuales de enfermedades. El objetivo subyacente de las técnicas era modificar la orientación sexual de la persona para seguir la norma heterosexual y bajo el prisma de que se debía a algún tipo de trauma.

 La actualización de estas ideas no parecen estar muy lejos de las tesis divulgadas por el obispado de Alcalá, que aunque rechaza denominarlas como terapias “reversivas”, emplea el mismo modus operandi. 

Hasta mediados del siglo XX, los intentos médicos de «curar» la homosexualidad han incluido tratamientos quirúrgicos como: la histerectomía, la ooforectomía, la ablación de clítoris, la castración, la vasectomía, la cirugía del nervio pudendo, la lobotomía.

También se ha intentado el tratamiento con diversas sustancias, que incluyen: el tratamiento hormonal, el tratamiento de choque farmacológico, y el tratamiento con estimulantes y depresivos sexuales.

Otras prácticas incluyen: la terapia de aversión, el intento de reducción de la aversión hacia la heterosexualidad, tratamiento por electrochoque, terapia de grupo, hipnosis, y psicoanálisis.

 

La represión franquista

Estas prácticas tuvieron un gran apogeo en la época franquista en España. El régimen de Franco no incluyó la homosexualidad en la legislación hasta mediados de los años 50, cuando concretamente en 1954 reformó la Ley de Vagos y Maleantes para incluir a los homosexuales, que podían ser condenados a ser internados “en instituciones especiales” y “en absoluta separación de los demás”. La Segunda República había despenalizado la homosexualidad, anteriormente perseguida por la dictadura de Primo de Rivera, pero no quiere decir que en la práctica hubiera aperturismo a la diversidad afectivo sexual. 

Posteriormente, en 1970, entró en vigor la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que inauguró en la normativa española el enfoque de la reparación, conversión y curación de la homosexualidad.

“La aplicación en forma sistemática de la tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes contra homosexuales y transexuales constituyó una pauta de la represión homofóbica” de la época, resume Amnistía Internacional en su informe España: poner fin al silencio y la injusticia, publicado en 2005 para hacer frente a la deuda pendiente con las víctimas del franquismo. Con la ley de 1970, que sobrevivió al franquismo y no fue derogada completamente hasta 1995 –en el 79 se eliminó lo referente a la homosexualidad– se crearon los penales de Badajoz y Huelva para “rehabilitar” a los homosexuales, donde permanecían entre tres meses y cuatro años. También fueron confinados en Carabanchel (Madrid) y en Barcelona.

“Bajo la idea de "curar" la homosexualidad eran sometidos a "tratamientos" mediante terapias aversivas como la aplicación de descargas eléctricas ante estímulos homosexuales, cesando ante estímulos heterosexuales”, explica Amnistía Internacional en su estudio, que también asume que posteriormente eran desterrados de sus lugares de origen “a fin de quebrar los lazos con sus familias y amistades”. En esta época, fueron famosos dos psiquiatras, Juan José López Ibor y Antonio Vallejo-Nájera que, amparados por las leyes franquistas, “investigaron y aplicaron técnicas terribles para "curar" la homosexualidad dejando a la gente echa polvo”, nombra Martínez.

A las lesbianas no se las incluyó en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social explícitamente, pero eso no significa que no fueran reprimidas. Trujillo apunta a que “los legisladores ni siquiera las consideraron porque la idea de que dos mujeres (o más) pudieran tener una sexualidad autónoma y placentera era, literalmente, impensable”, pero también sufrieron persecución. “A las lesbianas las denunciaban las familias o gente conocida, las repudiaban, y muchas acabaron en hospitales psiquiátricos, donde se les aplicaron los sistemas de supuesta "curación" como electroshocks. Internarlas en manicomios era otra forma de encarcelarlas, de privarles de libertad”, señala la socióloga.

 

Prácticas "contra naturam"

Ahora el consenso científico se opone al tipo de técnicas que celebra el obispado de Alcalá y la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) declaró en 2009 su oposición a que profesionales de la psicología o psiquiatría hagan creer a sus pacientes que pueden cambiar su orientación sexual. Es más, asumió que hacerlo no era inocuo para ellos y podía derivar en problemas de ansiedad, depresión y suicidio. Junto a ello, unos años antes, en 1990, la Organización Mundial de la Salud excluyó la homosexualidad de su lista de enfermedades y en 1973 hizo lo propio con su manual de trastornos mentales la Asociación Americana de Psiquiatría. 

No quiere decir que antes del estudio de la homosexualidad en el contexto científico no existiera represión, pero su existencia estaba muy marcada por el contexto judeocristiano, que lo consideraba “un pecado”. Martínez explica que “entonces eran prácticas que se consideraban válidas o inválidas y no había identidades”. “Lo único permitido era la práctica heterosexual encaminada a la reproducción y sin placer. El resto era considerado sodomía”.

La principal diferencia era que la homosexualidad no se consideraba algo que pudiera corregirse ni “repararse” porque ni siquiera estaba categorizada de tal manera, sino que eran consideradas prácticas anti natura y contrarias a lo divino. “En la época de la Inquisición, por ejemplo, los principales castigos eran la condena a la hoguera o a las galeras a remar”, prosigue el historiador, que hace hincapié en que “el argumento” no era pseudocientífico sino religioso: el Levítico (libro del Antiguo Testamento) condena explícitamente la homosexualidad masculina en sus capítulos 18 y 20, calificándola de “acto infame”.

Entre tanta represión, el activismo y la defensa de los derechos LGTBI se fue haciendo cada vez más fuerte y presente. En España, tras la muerte del dictador y a pocos días de las elecciones democráticas, el colectivo salía por primera vez a la calle en una manifestación histórica en las Ramblas de Barcelona. Ocho años antes, una revuelta contra las redadas homófobas que la Policía neoyorkina solía hacer en el bar Stonewall Inn de la ciudad inauguraba el activismo LGTBI tal y como lo conocemos. La pelea por la visibilidad y contra la homofobia y el paso de los años acabaron por desterrar de los manuales de psiquiatría la homosexualidad.

 

“En busca de la libertad”

En 1969, los disturbios de Stonewall dieron inicio al movimiento LGBT moderno en Estados Unidos y aumentaron la visibilidad del colectivo LGBT. En 1973, tras un intenso trabajo de lobby por parte de grupos LGBT, nuevas informaciones científicas de investigadores como Evelyn Hooker y Kinsey, y desacuerdo desde las filas de los psiquiatras, el APA desclasificó la homosexualidad como un desorden mental,55con un voto del 58 % de los miembros apoyando la medida.56En 1974 la American Bar Association (Colegio de abogados de Estados Unidos) aprobó el Model Penal Code (código penal modelo), que incluía la descriminalización de los actos homosexuales entre adultos que consienten y en 1992 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, sustituyéndola con la orientación sexual egodistónica. A finales de la década del 2000, las principales organizaciones de salud mental de Estados Unidos afirman que la terapia de conversión es potencialmente dañina y que hay poca o ninguna evidencia de su efectividad.

 

Compilación de: El país, Wikipedia, GLDE. Internet. A cargo de Andrés González Prieto.

NOTA DEL COPILADOR: “No soy Gay, pero tengo un hijo que sí lo es y me siento muy orgulloso de su libertad”

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