Sr. JAVIER LAMARQUE.
Presidente Municipal de Cajeme.
Estimado alcalde:
Le platico que ayer –y entro de lleno al asunto pues me apena distraerlo de sus muchas tareas— se recordó al pintor Héctor Martínez Arteche en Hermosillo porque fue el aniversario de su natalicio (1934). Con tal motivo, en el salón del palacio municipal donde pintó su segundo mural en Sonora, en 1965, tuvo lugar un hermoso acto. Yo no estaba en el programa pero Alina, su hija, me concedió al final la palabra por la única razón --¡una gran razón!-- de que fui amigo de su padre. Y como periodista, seguí y disfruté su espléndida trayectoria.
Y al calor de los recuerdos mencioné que hace diez años se caen a pedazos los murales que Héctor creó en el exterior de la biblioteca Jesús Corral Ruiz, a unos pasos de las oficinas que usted, señor Lamarque, ocupa, y nada se hace para restaurarlos. Si su réplica es que el asunto no es competencia del Municipio sino del Gobierno del Estado, me hallo en posición de rebatir como abogado el punto; pero no es mi propósito enfocar el tema desde el punto de vista legal, sino moral y artístico.
Cajeme tiene una deuda enorme con Martínez Arteche. Él vino a embellecerla y a formar artistas como maestro del ITSON. Sus murales en la Unidad Centro y la Unidad Náinari, hablan por él. ¿Y para qué ir lejos, si usted, alcalde, y sus colaboradores viven y trabajan rodeados de la obra de arte del pintor; suyos son los relieves en el edificio municipal y en el reloj de la Plaza Obregón, que en mi infancia se llamaba Morelos.
La administración estatal anterior anunció tres veces que restauraría los murales de la biblioteca y las tres veces mintió. De las declaraciones hay constancia en los archivos de InfoCajeme y en mi libro “Las claudicaciones de Claudia”. Si carece de recursos el Ayuntamiento para sufragar el gasto, usted mantiene comunicación con el gobernador del Estado y podría solicitarle apoyo. Perdón por sugerirle caminos que con su experiencia política y administrativa usted tiene explorados.
Me atrevo a hacerlo como hijo de Cajeme y porque ayer prometí a mi amigo Héctor que lucharé para que se salve su obra muralística, y para cumplirle no tengo más recurso que las palabras, que repetiré con obstinación, con insistencia, hasta la necedad, confiando en que alguna vez serán atendidas.
Ojalá coloquen esta columna en su escritorio, estimado presidente. Agradezco su atención y le deseo gran éxito en la delicada y muy importante función que desempeña. Atentamente, CM
carlosomoncada@gmail.com