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Con la ilusión de cursar la preparatoria en seis meses y obtener el certificado que les permitiría ingresar a la educación superior, jóvenes de Cd. Obregón se inscribieron en el Centro de Asesorías Técnicas de Tijuana (CEATT), una "escuela" que les ofreció eso que buscaban a cambio del pago de 10 mil aproximadamente.
Ls clases serían presenciales pero terminaron por impartirlas de manera virtual en el edificio donde se instaló la escuela, ubicado en calle Chihuahua entre Guerrero y No Reelección.
Sin embargo al terminar la prepa en un semestre y obtener su certificado que validaba la Secretaría de Educación Pública, los jóvenes descubrieron que este documento era falso pues el código QR no aparecía y las universidades donde intentaron inscribirse no reconocieron la validez oficial del CEATT.
Las denunciantes dijeron que la estafa se realizó contra estudiantes no sólo de Cd. Obregón pues el CEATT tenía instalciones en otras ciudades como Nogales, Mexicali y Tijuana.
Cuando buscaron una explicación por parte del director y los maestros, éstos desaparecieron. De ellos sólo recuerdan el nombre del director, Marco Hiram Tolosa, y de la maestra Mayra Bsrceló. Pero no contestan sus teléfonos y eliminaron sus sitios en redes sociales. Las secretarias que atendían a los estudiantes se desligan de cualquier compromiso legal, sólo eran trabajadoras y un día se cerró su fuente de trabajo, fue todo.
El fraude afectó no sólo a los estudiantes que pagaron los 10 mil pesos por tener certificado de preparatoria en seis meses, también dañó a quienes se inscribieron en instituciones de educación superior y después de cursar varios semestres fueron despedidos porque la constancia del bachillerato es falsa.
Además les desaparecieron sus cetificados de secundaria, entregados como requisito indispensable para inscribirse en preparatoria.
Fraudes como éste, que inician con la promesa de una educación al vapor, son comunes en México.
Para evitarlos aquí en Sonora, la Secretaría de Educación y Cultura debe publicar en su sitio de internet un apartado especial con las escuelas privadas registradas oficialmente, así los aspirantes a obtener certificados cocinados al vapor podrán al menos comprobar si la escuela a la que pagarán y los certificados que entrega son válidos, reconocidos por las autoridades educativas.
