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"Ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los veinte años". José Emilio Pacheco
Apaguen las luces y cierren las puertas... Esto ya está definido y no hay más que hacer, de nada servirá la encuesta ni los miitines que faltan. Este domingo en la Arena ITSON quedó clara la inclinación oficial del gobierno morenista por Claudia Sheinbaum para que sea su candidata a la Presidencia de la República.
Así lo evidencia el enorme derroche de recursos que supone la movilización de cuando menos 7 mil personas que acudieron a la "asamblea informativa" encabezada por el exjefa de la Ciudad de México. El aforo oficial de la Arena es de 7500 personas y este día tuvo un lleno casi completo. Sólo en las gradas superiores del lado poniente había algunos espacios vacíos, pero eso se suplía fácilmente con las miles de personas ubicadas a ras de suelo, en la cancha.
Derroche que contradice la pregonada austeridad del nuevo régimen. A menos que alguien crea que las miles de personas allí reunidas llegaron por sus propios medios, rentaron los camiones que las trasladaron y aguantaron una hora y media de espera sólo por el gusto de estar allí.
Como en los mejores años del priismo, reinaba una atmósfera de triunfalismo anticipado, con personajes cercanos al estrado que no escondían su orgullo por sentirse parte del "círculo rojo", los que se abrazan, se soban la espalda y voltean en busca de alguien que los esté mirando y admirando.
Nada ha cambiado al menos en el ritual de las asambleas informativas comparadas con las precampañas de otra época.
En la espera a la llegada de la casi candidata una maestra de ceremonias habló durante hora y media. Su voz al principio era tolerable, al rato se oía ruidosa y en una hora se volvió insoportable con las reiteradas arengas a los presentes: "¿Dónde están los Campo 5, dónde los de la colonia Ladrillera... dónde están los de Cócorit?".
La mejor broma del día a cargo de la conductora: "Esto no es un evento político electoral sino solo una asamblea informativa. No tiene nada que ver con eventos electorales del presente y del futuro".
La intervención de una cantante aliviaba un poco la monotonía ruidosa de la maestra de ceremonias que se mantuvo hasta la llegada de Sheinbaum quien habló, por supuesto, de los logros del gobierno lópezobradorista y de su convicción de continuar en esa línea.
Muy poco, casi nada ha cambiado con la nueva clase política. Allí siguen los miles de rostros de un público que sólo sonríe por cortesía, allí están las familias con niños ajenos a la forzada algarabia de la multitud.
Y allí están los yaquis como objeto ornamental, una vez más. Un grupo nutrido al que la maestra de ceremonia saluda en forma reiterada, para que no quede duda del apoyo de la etnia.
Por si no fuera suficiente, en el centro del templete la casi candidata Claudia Sheinbaum se hace rodear por mujeres yaquis.
Nada ha cambiado de la cultura política forjada durante los años de la "dictadura perfecta". Salvo aquellos que hace veinte o más años lucharon contra la arrogancia del poder.
