Cada año fallecen en México 220 mil personas debido a enfermedades cardiovasculares (ECV).
Entre estas se encuentran la cardiopatía isquémica asociada al infarto al miocardio, las enfermedades cerebrovasculares relacionadas con el infarto cerebral y las enfermedades vasculares periféricas, referentes a la insuficiencia vascular grave en miembros inferiores. Las más comunes son la enfermedad isquémica del corazón (cardiopatía isquémica), enfermedad cerebrovascular (ictus) y enfermedad hipertensiva.
La ateroesclerosis es la parte inicial de los padecimientos cardiacos más peligrosos como el infarto al miocardio; es una enfermedad silenciosa porque no presenta signos ni síntomas hasta etapas muy avanzadas. Se caracteriza por un engrosamiento de las paredes de las arterias debido a la acumulación de grasas, colesterol y capas fibrosas de colágeno.
A esta acumulación se le denomina placa, misma que al ir engrosando puede estrechar la arteria de tal manera que disminuye el flujo sanguíneo. La ruptura de la placa libera plaquetas y coágulos de sangre que pueden bloquear parcial o totalmente a la arteria ya dañada, impidiendo el flujo sanguíneo y desencadenando un infarto.Este proceso inicia desde la niñez, es por ello por lo que las manifestaciones clínicas frecuentemente se ven en la vida adulta.
De acuerdo a las estadísticas del año 2021, los hombres son quienes resultan levemente más afectados por estos padecimientos (54.73% de hombres contra 45.26% de mujeres).
Factores de riesgo y prevención
Diversos factores de riesgo aumentan la posibilidad de padecer ECV. Entre los más importantes se encuentran los antecedentes familiares, la dieta, el sedentarismo, la obesidad, la hiperlipidemia, el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad, el estrés laboral, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (2022), en México el 75.2 % de las personas adultas presenta sobrepeso u obesidad; es decir, un factor de riesgo para padecer ECV, por lo que no es de sorprender que las enfermedades cardiovasculares sean la principal causa de muerte desde hace tiempo.
Según la Asociación Americana del Corazón y el Programa Nacional de Colesterol en Estados Unidos, entre otras instancias, indica que el colesterol elevado, principalmente de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés), es la forma más común de dislipidemia: altos niveles de “colesterol malo” (LDL ?130 mg/dL) pueden aumentar el riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares.
La buena noticia es que las ECV pueden prevenirse. La dieta, en primera instancia, puede ayudar al paciente a disminuir sus niveles elevados de colesterol total y LDL. Con la disminución de grasas, sobre todo saturadas y de grasas trans, disminuyendo o evitando el consumo de alimentos ricos en grasa y calorías, podemos hacer una notable diferencia en nuestra salud. Además, es importante incluir más alimentos vegetales y granos integrales en la dieta y reducir cada vez más los alimentos procesados.
Finalmente, debemos procurar mantener un peso corporal adecuado, para lo cual es importante realizar actividad física diariamente, como caminar durante treinta minutos.