La brecha que separa el lento crecimiento económico de Cajeme del dinámico ascenso de Hermosillo seguirá ensánchadose el próximo año con los presupuestos de inversión pública que el Gobierno del Estado proyecta para ambos municipios.
La semana anterior se dieron a conocer ambos presupuestos que contemplan inyectar a Hermosillo inversión pública por 709 millones de pesos mientras que para Cajeme se destinarán 75 mdp (en número cerrados). Es decir, casi 9.5 veces más para la capital.
Considerando las diferencias entre ambos municipios, como la concentración demográfica de Hermosillo que es casi el doble de la cajemense, la desigual captación de inversión empresarial y por lo tanto la generación de impuestos que aporta cada uno a las haciendas estatal y federal, es comprensible que la capital del Estado reciba más inversión pública.
Pero no es aceptable una diferencia abismal como la proyectada en el presupuesto de inversión estatal hacia los municipios sonorenses. Menos aún si se considera que Cajeme requiere más apoyos para agilizar su crecimiento económico ralentizado en la últimas décadas y con graves consecuencias sociales como el auge de la delincuencia organizada y la inseguridad.
Es este factor, el crecimiento económico, la principal variable que incide en una política de seguridad pública, y no los discursos y programas insulsos que nos recetan cada día.
La diferencia de apoyos económicos será decisiva para alentar las condiciones positivas de nuestra capital y las negativas para nuestro municipio.
Se anticipa una justificación recurrente para dar paso a esta anomalía. Se dirá que el presupuesto de 75 mdp para Cajeme será más alto gracias a las participaciones extraordinarias que destinará el gobierno federal para infraestructura urbana, sólo que dichas participaciones no son exclusivas para nuestro municipio sino que llegan a varios más.
Cajeme ya ha perdido varios años esperando que se concreten grandes proyectos como el del aeropuerto de carga, la nave industrial de Skybridge, nuevos parques industriales que siguen en el aire de los discursos, nada más, y otras promesas que no pasan de buenos deseos.
Hermosillo sigue captando la gran tajada de los recursos públicos para municipios y con ello las inversiones empresariales que una tras otra fortalecen el dinamismo económico de la capital mientras Cajeme seguirá el próximo año frenando sus ansias por salir del hoyo.