El cine, la “fábrica de sueños” que marcó la historia del siglo XX, llegó a Cajeme desde los primeros años de esta comunidad.
Se habla incluso de una película de vaqueros que en 1920, aproximadamente, filmó una compañía norteamericana en los llanos situados al norte de la estación del tren (Sufragio Efectivo y Allende).
Los antiguos cajemenses recordaban esa película porque en ella actuaron como extras algunos muchachos del pueblo. Hasta hoy no se conoce el nombre de la cinta.
En terrenos baldíos y con gradas de madera al aire libre funcionaron en la década de los veinte los primeros cines de Cajeme. Entre éstos figuraban el “Edén”, ubicado en la calle 5 de Febrero entre Guerrero y No Reelección, donde se proyectaban películas mudas ambientadas con la música de una pianola.
El primer cine techado, aseguran los cronistas, fue el que construyó Ramón de la Paz por la No Reelección frente al Mercado Municipal.
Estos cines servían también para realizar allí funciones de box y lucha libre. Además eran escenarios para la presentación de las caravanas artísticas que recorrían el país, costumbre que se prolongó hasta principios de los años sesenta.
De esa época tal vez el cine más recordado fue el “Lírico” que, ya techado, se ubicó en la calle Chihuahua esquina con No Reelección, donde muchos años después se instalaron mueblerías y ahora están un Extra y otros negocios..
El boleto de entrada costaba 10 centavos y un día a la semana había la promoción “de cacharpa”.
En la foto de hoy aparece la fachada del cine durante la exhibición de la película “Sin novedad en el frente”, filmada en 1930 bajo la dirección de Lewis Milestone y basada por supuesto en la célebre novela de Erich Maria Remarque.
Nótese en la foto los rifles acomodados en la banqueta a manera de promoción de esta cinta que es considerada como un clásico del cine pacifista.
En el “Lírico”, que después se llamó “Royal”, se presentaron en vivo y en su época de gloria, cantantes como Agustín Lara, Toña La Negra, Emilio Tuero, los tríos Tariácuri y Hermanos Martínez Gil, entre otros cantantes que escuchaban los antiguos cajemenses a través de la XEW.
Pero sin duda quien más comentarios motivó fue Blackaman, el increíble hacedor de milagros y fantasías que permaneció allí enterrado vivo durante tres días, ante la mirada atónita de los cajemenses que pagaban por verlo en su tumba transitoria.
FOTO:
Fachada del cine “Lírico” durante la proyección de “Sin novedad en el frente”.