Ciudad Obregón subió del tercer lugar en 2022 al segundo lugar en 2023 entre las ciudades más violentas del mundo, según la organización Seguridad, Justicia y Paz (SJP).
Colima repitió este año en el primer lugar y de nuevo de las 50 ciudades más violentas del mundo, 16 son mexicanas; de las 10 primeras, son 7, según este estudio que se realiza en ciudades con más de 300 mil habitantes.
Por otra parte el informe de SJP menciona los casos de ciudades que han logrado revertir las cifras negativas para abatir la inseguridad. Por ejemplo, Ensenada y San Luis Potosí salieron del listado.
Señala la urgencia de implementar acciones exitosas que han tenido resultados favorables en otras naciones, como es el castigo a los criminales, abatir la impunidad, así como investigar y judicializar a los homicidas.
El morbo
La publicación de listados como éste y el juego de cifras, ya más bajas o más altas que la realidad, se ha prestado en años recientes a un juego morboso de quienes parecen disfrutar la inclusión de nuestra ciudad entre las más violentas y aquéllos que insisten en negar la gravedad de la situación actual.
Para el cajemense común, el problema no radica en cifras que pueden interpretarse de manera subjetiva, sino en la dura realidad que se vive con homicidos dolosos frecuentes, denuncias de desaparecidos, balaceras y crecimiento irrefrenable de las adicciones.
La crítica a las autoridades es legítima, pero al centrarse en ese punto se elude la autocrítica indispensable que debemos hacernos como sociedad. ¿Cuál es nuestra responsabilidad de que hayamos llegado a esta situación?