Han concluido los Juegos Olímpicos de París 2024 y a los mexicanos nos queda el sabor amargo de un fracaso más en el máximo evento deportivo a nivel mundial.
Los ganadores de medallas de plata y bronce para nuestro país merecen admiración y respeto, y en general cada uno de los deportistas que nos representaron en París son dignos de aplausos por su esfuerzo y la dedicación con la que se prepararon durante años para competir en París.
Pero en el balance general no podemos negar que el saldo es negativo, un fracaso rotundo.
La infraestructura deportiva de México, las inversiones que aquí se hacen para traer entrenadores de todo el mundo y capacitar a los nacionales y otros factores que inciden en el rendimiento deportivo de alto nivel, son superiores a los de muchos países que ocuparon posiciones más destacadas en el medallero final.
Incluso países latinoamericanos con menos recursos como Ecuador, Chile, Argentina y República Dominicana tuvieron mejor desempeño. Destaca Guatemala, el vecino que solemos ver por debajo del hombro, obtuvo su medalla de oro, suficiente para posicionarse más arriba que México.
¿Qué nos pasa?
La pregunta tiene muchas respuestas pero tal vez ninguna apunte a una solución. En primera instancia porque el rendimiento deportivo depende en buen medida de las cualidades físicas excepcionales de cada participante y por eso no es raro que un desconocido de un pequeño y despoblado país gane medalla de oro.
Muy importante también es la preparación para los deportes de equipo, pero aquí también interviene la suma de las cualidades de cada uno y, claro, la dirección o estrategia de los entrenadores.
Éstas y otras variables coinciden en ese éxito que nos parece ajeno en términos globales. No es exagerado ni discriminatorio, sino una verdad a secas, afirmar que somos un país deportivamente mediocre, o tal vez menos que eso.
No sólo en los Juegos Olímpicos, también en el deporte más popular, el futbol donde cada cuatro años hacemos el ridículo soñando con llegar al "quinto partido".
No sirve de consuelo presumir la abundancia de campeones mundiales de boxeo. Ése es es un negocio aparte. Y si seguimos por esta ruta también podremos presumir que tenemos a todos los campeones mundiales de lucha libre porque "la mexicana es la mejor lucha libre del mundo y de todo el universo".
No somos los únicos
Queda una salida no muy digna pero sí sirve para reflexionar.
India, el país más poblado del mundo, con un promedio de seis veces más de habitantes que México, además de ser considerada ya "una potencia emergente", y con un presidente incluso más popular que AMLO, se situó muy por debajo de nosotros en el medallero.
Colofón
Como si en lo deportivo no fuera suficiente, muchos aficionados mexicanos añadieron un ridículo más al pasearse por las calles de París tratando de llamar la atención con sus bromas y exhibiciones de colorido folclórico que cada vez provocan menos risas.
El chistocito que quiere ser el alma de la fiesta suele convertirse en un invitado desagradable.