Sonora vive una nueva realidad, expuso Alfonso Durazo en su III Informe de Gobierno, una realidad que poco a poco diluye la imagen tradicional del estado productor de materias primas, como lo plasma su escudo oficial, y da paso a las nuevas actividades que perfilan la economía de la entidad y moldean las relaciones sociales y políticas.
El escudo oficial es anacrónico a simple vista, aun cuando minería, agricultura, ganadería y pesca tienen un peso económico éste es relativo. Su relevancia como generadores de desarrollo y bienestar ha disminuido, sin importar que conserven buenos niveles de productividad.
Es diferente el impulso a los nuevos sectores del crecimiento económico de Sonora, sectores ligados al desarrollo tecnológico y a las necesidades del capitalismo financiero internacional que impone una nueva división internacional del trabajo, como se refleja en Sonora.
El nuevo enclave de la economía global
Si en los albores del siglo XX el estado creció en buena medida como un enclave productor de materias primas del campo y de la minería, hoy domina el interés por acoplarse y sacar ventaja de la economía global donde sectores como la logística comercial juegan un papel relevante, de allí las cuantiosas inversiones en el puerto de Guaymas, la carretera interestatal, la modernización de aeropuertos y el corredor fiscal, aunados por supuesto a la promoción del nearshoring.
En esta área el proyecto insignia es sin duda la planta de licuefacción de gas en Puerto Libertad, Pitiquito, una inversión extranjera que ajusta el papel del estado en las nuevas condiciones de la economía global.
En el "Sonora de ahora", como dice el discurso oficial, también tiene gran relevancia el fomento a la energía alternativa con el gran proyecto de energía solar en Puerto Peñasco, una inversión muy acorde con el nuevo modelo económico diseñado a nivel trasnacional.
La pesca en Sonora es reconocida como una de las más productivas, la primera o segunda, a nivel nacional. Sin embargo esta actividad no ha impactado de manera importante en el desarrollo socioeconómico de las poblaciones costeras. Esta misión deberá cumplirla el sector turismo, de acuerdo con su evolución hoy detonada en buena medida por la inversión privada y el apoyo crucial de la inversión pública.
San Carlos Nuevo Guaymas es el destino de moda, tiene un vigoroso crecimiento de turistas sonorenses e internacionales. Es el puerto dorado al que "bajarán" también más visitantes de Chihuahua cuando esté lista la carretera en construcción.
La proyección de los sectores emergentes, el énfasis que pone en estos proyectos el gobernador Durazo, muy diferente a la tibieza de sus antecesores, va configurando el "nuevo escudo" de Sonora.
En este contexto ya no es el indígena yaqui sino las obreras de maquiladoras quienes encarnan con más fidelidad a la nueva población sonorense.
Pero la transformación económica no garantiza desarrollo social en forma automática ni esconde los desequilibrios persistentes.
Tampoco ha impedido hasta hoy la expansión de actividades de grupos delictivos.