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En su rueda de prensa La Comenta de este jueves el alcalde Javier Lamarque dejó entrever la posibilidad de traer a Cajeme la fábrica de automóviles eléctricos que se instalará en Sonora, según el anuncio hecho por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La sola posibilidad de que eso ocurra -traerla a este municipio- calienta el corazoncito de muchos cajemenses que deseamos ver por fin el arranque de un motor productivo que mueva a más velocidad el crecimiento de la economía local, ralentizada desde hace ya varios años.
Lamarque lo va a intentar, dijo, en compañía del gobernador Alfonso Durazo. De lograrlo su capital político aumentaría de manera considerable.
Pero en buenos intentos y proyectos acariciados que no se cumplen nos hemos estancado ya durante varios años. Sí, está la construcción de la cervecería de Constellation Brands y la llegada de la coreana Kyunshing. Pero la primera difícilmente tendrá un impacto importante pues la mayoría de sus proceso se realizarán con robots y los sueldos previstos tal vez no sean tan buenos como los que otorgaba la Cervecería Modelo aquí mismo. Además lo que aún no se ha previsto del todo es el impacto que tendrá dentro de algunos años en la recarga de los mantos freáticos del valle.
Respecto a la fábrica coreana debe reconocerse su aportación en un momento en el que urgen empresas como ésa. Pero si sus sueldos son como los de la gran mayoría de las maquiladoras -el mínimo y un poquito más- difícilmente ayudará al crecimiento local. Los empleos de sueldos bajos son un paliativo y ayudan -mejor tenerlos que no tenerlos-, sin embargo no generan una masa de ingresos fiscales que soporte el costo de servicios de calidad en infraestructura pública, de salud, educativos y otros acordes a la necesidades de una población creciente.
En este contexto sería formidable la instalación de la fábrica de automóviles mexicanos en Cajeme.
Pero la experiencia nos enseña que no debemos adelantar vísperas ni hacernos muchos ilusiones. Primero, porque ya hay otros estados que están presionando para tener esa fábrica y lo hacen a partir de sus ventajas evidentes, como un sector industrail mucho más fuerte y estar en el centro del pais, es decir, en el área de mayor demanda.
Segundo, incluso en el caso de que se instale en Sonora, hay otros municipios como Hermosillo y Nogales que también están en la competencia y con más ventaja, sobre todo la capital del Estado, donde ya existe una extensión del Instituto Politécnico Nacional (que por cierto inicialmente fue solicitado para Cajeme) y éste tiene a su cargo, junto con el Tecnológico Nacional, los estudios preliminares del proyecto. Sin duda mucho habrá de influir la opinión de los expertos del Poli para decidir la ubicación del proyecto.
Sigamos confiando en una buena gestión de Lamarque y Durazo para que se haga realidad la opción Cajeme.
Es una posibilidad. Sólo recordemos que la instalación de la sede nacional de Sader en Cd. Obregón fua anunciada como un hecho casi consumado hace seis años y ya sabemos lo que pasó: Nada.
