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En términos fácticos el TLCAN -TMEC, está quebrantado. Las decisiones arancelarias de Trump, son acciones ejecutivas unilaterales y no se están resolviendo en las instancias creadas por el esquema comercial. Trump suelta la amenaza, pone los plazos y luego habla por teléfono con Sheinbaum. Así el presidente norteamericano creó su propio esquema bilateral de gobierno a gobierno y mandó por un tubo el esquema comercial.
Quien sigue abogando por las supuestas bondades del tratado, es la presidenta Sheinbaum, como en su momento lo hizo AMLO y los presidentes que le sucedieron a la administración de aquel "villano favorito" que en 1993 firmó el tratado para darle paso formal a la desindustrialización del país y a la profundización en la dependencia alimentaria.
Hay una ironía en los hechos. Cervantes catalogó al Quijote como un "loco entreverado", esto es que dice cosas locas al mismo tiempo que hace cosas cuerdas o viceversa. Hay un poco de ello en la personalidad de Trump y esto le ofrece a México la oportunidad para hacer una reformulación comercial y económica en la relación con los Estados Unidos.
El orden trasatlántico se está desintegrando y el equipo de Sheinbaum, presionado por Wall Street y Londres, se mantiene atado al viejo orden sin tender los puentes a los procesos de transición hacia una nueva arquitectura económica y financiera mundial que está contenida en la iniciativa de los BRICS y en la "Franja y la Ruta" de China.
Hasta el momento no se hace visible en el movimiento de MORENA, tampoco en la llamada oposición, gente con la capacidad de empujar está discusión. Hay mucha vanagloria en la nueva mayoría y mucha cobardía en los liderazgos formales de la clase política. No quieren pelear. A la mejor están esperando que el mundo cambie para luego acomodarse. En eso sí tienen experiencia.
MOVIMIENTO CIUDADANO POR El AGUA
