NUEVA YORK — A pesar de que el viernes un juez de Albany ordenó retrasar el mandato que obliga a todos los trabajadores de salud a vacunarse contra la influenza estacional y la H1N1, todavía hay confusión y miedo entre los empleados de hospitales.
“Uno se siente más segura porque al menos a uno le da mas tiempo para seguir pensándolo” , dijo E. S. a EL DIARIO/LA PRENSA al conocer la noticia de que las vacunas por ahora serán voluntarias.
Sin embargo, esta peruana, de 41 años, no se quiso identificar por miedo a represalias en su lugar de trabajo.
E. S. dijo que le tiene miedo a la vacuna contra la H1N1 porque no está probado que sea efectiva y porque nadie le ha podido responder de que está hecha.
Además, a ella y a su hija pequeña les dio neumonía a una semana de vacunarse contra la influenza estacionaria el año pasado.
“Quiero estar segura de lo que me estoy poniendo”, dijo E. S. “Quiero ir donde mi doctor y ver que me dice. Si me dice que está OK, entonces me la pongo. Pero no me pueden dar esta presión de que si no me la pongo me botan. Yo me la pusiera si no hubiera esa espada de Damocles encima”.
En septiembre, el Departamento de Salud estableció que todos los trabajadores de la salud debían vacunarse contra ambas influenzas como condición de mantener su trabajo.
Ante esto, tres organizaciones pusieron una demanda en la Corte Suprema. El viernes un magistrado ordenó retrasar esta medida hasta que se emita un fallo en una audiencia el 30 de octubre.
E. S., que dijo que estaba dispuesta a perder su trabajo con tal de no ponerse una vacuna desconocida, se mostró contenta con esta resolución, pero desconfiada de lo que vaya a pasar este lunes al volver a su trabajo de 10 años en el Elmhurst Hospital Center.
“Basada en la Constitución de este país, nadie puede obligarte a hacer algo”, dijo.
El Departamento de Salud dijo en un comunicado que la orden de suspensión es temporal y que defenderán enérgicamente su postura en la corte en dos semanas.
"Confiamos en que la regulación se mantendrá", agrega el comunicado.