Desde hace 7 años presta sus servicios en la cocina en el Asilo San Vicente, acude un día a la semana desde entonces y le ha servido para encontrar resignación a la perdida de su esposo.
Lucía Acosta viuda de Barragán, vive en la colonia Miravalle con una de sus hijas y a falta de no tener para el camión es que no puede ir más días.
“Cuando falleció mi esposo me sentía triste y sola, le pedí al Señor que me iluminara, no tengo que hacer ahora y desde entonces estoy aquí”, explicó.
Agusto, feliz, pues cumple con lo que se propuso, dijo sentirse Lucía.
“A mis 80 años vengo a servir mientras Dios me conserva con buena postura”, refirió, “No sabía a dónde ir con mi tristeza y fue aquí”.
A veces no tiene para el camión, es lo único que la detiene, porque se siente a gusto al acudir al Asilo los domingos, antes iba los miércoles.